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¿Han visto los grandes Turibuses de dos pisos circulando por la ciudad, dando el aspecto de refugiados de Londres? Los han visto ¿pero se han subido alguna vez? Hagan la prueba. Conviértanse en un turista por un día.
Tal vez por dos días. Una vuelta de una ruta completa requiere algo como tres horas. Más, si subes, bajas y subes otra vez.  Tu boleto - una banda sobre la muñeca - te permite hacer esto tantas veces lo desees. Y hay dos rutas, lo que significa que son cerca de siete horas o más para viajar y mirar.
La primera ruta empieza por el Zócalo, y estruendosamente sigue a lo largo de reforma atraviesa Polanco después la Condesa, Roma y más. La segunda ruta más larga, toma la parte sur de la ciudad llegando hasta la Ciudad Universitaria y Tlalpan. Un boleto es válido para las dos rutas. Puedes empezar en cualquier lugar donde estén las paradas del Turibus.
Es cierto que el precio parece un poco caro teniendo en cuenta que sólo vas a viajar en un autobús. Los boletos normalmente cuestan 125 pesos, pero 145 pesos los sábados y domingos, que es cuando la mayoría de la gente quiere viajar.  Sin embargo, puedes bajar y abordar otra vez en cualquier parada (hay 21 en el circuito de la Ruta Histórica), pero hay riesgo de que no puedas recuperar tu asiento original, o incluso encontrar de nuevo el espacio disponible en la cubierta superior. Pero probablemente si lo encuentres. Hay tres veces más asientos en la parte superior.
Como no hay techo, ADO (Autobuses del Oriente, los operadores del Turibus) recomienda el uso de un sombrero o una gorra o una mascada y llevar consigo una botella de agua, así como protector solar. Quizás también un impermeable "por si las moscas". No se permiten paraguas. Orinar y defecar antes de abordar también es una buena idea ya que no hay instalaciones para esas actividades a bordo del autobús.
¿Pero por qué vas a gastar dinero para andar en un autobús alrededor de un lugar donde vives, en una ciudad que conoces? O "pensabas que la conocías," parafraseando el eslogan de turno del Consejo Nacional de Promoción de Turismo. El Turibus te puede sorprender. Para empezar, todo parece diferente cuando se ve desde el segundo piso de un autobús. La perspectiva es distinta. Además, es probable que te sientes más relajado de cuando  utilizas un pesero para ir del punto "A" al punto "B."  Y podrías seguramente aprender algo de los comentarios grabados.
En el Turibus, los comentarios sobre los sitios que pasan son en español, pero se les dan a los pasajeros extranjeros auriculares que se pueden conectar a un enchufe en cada asiento. Proporcionan a todos cuando pagan la tarifa un mapa que representa la ruta que van a seguir y la ubicación de los puntos de las paradas. Es posible que desees caminar un poco, pasando de una parada a otra. Ya hemos mencionado el reto de encontrar un buen asiento, al bajar de un Turibus, deambulando en Condesa o Polanco por un rato, y luego volver a subir. Con suerte, el vehículo no se llena y se te permitirá seguir abordando. Pero los asientos de la cubierta superior todos pueden estar ocupados. Mirando por una ventana desde el piso inferior no es muy entretenido. Probablemente recuerdes de tu viaje diario al trabajo. O, peor aún, tu viaje diario al trabajo cuando aún  tenías un trabajo.


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