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* Otra vez turbulencia aeronáutica derivada de malos manejos.

* La mala administración busca descuartizar Mexicana de Aviación.

Por Daniel Olivares Villagómez

 

Diversos especialistas denominan “estado fallido” a aquel que es incapaz de dar seguridad a la población o que no puede garantizar mínimos de orden jurídico. Se ha venido discutiendo si México ya entró en esa dinámica, pues en varios sectores y en varias regiones del país se puede notar cómo se desgobierna o como simplemente el estado ha dejado de operar, siendo incluso sustituido por poderes fácticos monopólicos y hasta criminales. En varias zonas del país, por ejemplo, ya no se sabe quién gobierna realmente: Los narcos pueden paralizar por horas las principales vialidades de la segunda ciudad industrial del país atravesando vehículos robados al efecto, sin que ninguna fuerza de seguridad intervenga; Las ciudades fronterizas son un verdadero caos, a tal punto que algunos presidentes municipales de plano prefieren vivir “del otro lado”, mientras que retenes fantasma en varias carreteras son operados por asaltantes disfrazados de policías o por policías que fingen hacer una revisión pero que en realidad quieren extorsionar o delinquir.

 


 

Por desgracia incluso en sectores en los que anteriormente se podía confiar, ha avanzado la degradación. En el sector aeronáutico cayó como balde de agua fría la noticia de que a raíz de las investigaciones realizadas por la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA por sus siglas en inglés) , luego del accidente en donde murió el ex-secretario de gobernación Juan Camilo Mouriño, nuestro país fue degradado de Nivel Uno a Nivel Dos en aeronáutica civil, por la Organización de Aviación Civil Internacional, pues según las conclusiones de la FAA “..existe confusión en la adopción de normas de seguridad, inadecuada gestión del espacio aéreo, reglamentos insatisfactorios para la gestión de aeródromos y aeropuertos, pobre experiencia de operadores, insuficientes recursos para capacitación, débil reglamentación y descontrol en la emisión de licencias de pilotos, y falta de un manual de procedimientos en caso de accidentes aéreos.”

La degradación tiene como consecuencia que las aerolíneas mexicanas no puedan realizar vuelos con código compartido, adquirir más aviones, ni crear nuevas rutas hacia Estados Unidos, lo cual acarreará costos adicionales a las aerolíneas por un millón de dólares mensuales, aparte de la afectación en imagen.

Como ya es costumbre, Juan Molinar Horcasitas, el Secretario de Comunicaciones y Transportes, se apresuró a minimizar el hecho. De nueva cuenta “no hay a quien responsabilizar” igualito como en el caso de la guardería ABC de Hermosillo, donde se calcinaron varios niños derivado de la corrupción imperante en la subrogación de guarderías, durante el periodo en que precisamente Juan Molinar Horcasitas dirigió el IMSS. Ya como titular de la SCT, el mismo funcionario fue implacable con AVIACSA para favorecer a Volaris e Interjet, mientras que ve impasible como los aeropuertos privatizados no cumplen con los estándares de Nivel Uno pero cobran voraces y leoninos precios y tarifas como si fueran de un supra-nivel inalcanzable por otras naciones. Claro: Todo en beneficio de algunos favoritos.

Mientras tanto, y ante la impasible mirada de la SCT, Mexicana de Aviación, empresa emblemática de nuestro país, está a punto de ser descuartizada por el rapaz grupo de accionistas que desde que se les “vendió” no se dedicaron a otra cosa que no fuera extraerle sus recursos y patrimonio, presumiblemente para derivarlos a otros de sus negocios. Claro: Ahora culpan de todo a los sindicatos por los “altos costos laborales”, como siempre ocurre cuando una mala administración busca destruir una empresa para su propio beneficio. ¿Qué no sabían cuál era la estructura de costos de Mexicana de Aviación?  ¿No la analizaron al adquirirla? ¿O simplemente querían quedarse con lo que se pudiera del patrimonio de la empresa y abandonar lo demás como desechable?

Aquí puede observarse como los malos “empresarios” sólo ven por su beneficio, sin importarles ni el país ni la afectación que sus pésimas decisiones puede acarrear a muchas actividades como el turismo. Debe quedar claro que quienes están destruyendo a Mexicana son sus pésimos administradores, que recibieron casi como regalo una buena empresa y al cabo de unos cuantos años la destrozan. Que quede claro que los trabajadores de Mexicana a lo largo de 89 años han dado sobradas muestras de su capacidad y responsabilidad. Mañosamente la actual administración quiere quedarse con las rutas y operaciones de Mexicana Click y Mexicana Link, que son el grueso de la operación nacional y abandonar el resto, sugiriendo que los pilotos y trabajadores se queden con lo más oneroso de operar. Si tuviéramos un secretario de comunicaciones y transportes que realmente viera por los intereses nacionales ya hubiera intervenido para ayudar a encontrar un esquema en el que los trabajadores y el estado pudieran auditar la pésima administración que ha llevado a Mexicana a concurso mercantil y evitar que en lo sucesivo se sigan presentando estas cíclicas crisis aeronáuticas. Pero Molinar Horcasitas, apoyado en la impunidad, está como siempre más preocupado en decir “no pasa nada”, soñando que en lugar de enfrentar responsabilidades pueda llegar a “la grande” en 2012. Mientras tanto, el estado fallido parece haber alcanzado nuestro espacio aéreo por lo que ya es de segunda.


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