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Unestudio en 2010 encontró que si todos los vacacionistas fueran horneados en un pastel, éste  podría dividirse en cuartos en los que quedarían los viajeros que comparten los mismos gustos e intereses
Esta encuesta fue realizada en Estados Unidos entre personas de  por lo menos de 18 años de edad y que tienen ingresos familiares de por lo menos 50,000 dólares anuales. Todos habían pernoctado por lo menos una noche en un hotel a más de 100 kilómetros de su casa durante el año pasado. Ningún “NiNi” fue entrevistado. De hecho, yo dudo más bien que muchos de la edad mínima calificaran. En otros aspectos, los entrevistados me parecen semejantes a las personas que se suscriben a Reforma. Una diferencia es que los entrevistados fueron bastante pacientes. Las entrevistas – más de 2,500 personas participaron – tomaban por lo menos 30 minutos cada una.


El grupo más grande (el 28 por ciento) fue también el más joven, no que suene muy joven pero…. La edad media en este grupo era de 40 años. Solteros o “en una relación,” tendieron a ser ejecutivos o profesionales que viajan por diversión y con la esperanza de disfrutar todo completamente. Eso quizás suene como algo que todos quisiéramos, pero los miembros de este grupo buscan vacaciones activas que pueden incluir el excursionismo, bicicletas, esquiar, remo en balsa sobre ríos salvajes y cosas por el estilo. Los spas están entre sus preferencias y muchos manifiestan estar  listos para probar resorts donde la ropa es opcional. Los miembros de este grupo son aficionados de la caza de gangas en el Internet y frecuentemente consultan con otros a través de redes sociales antes de decidir a dónde ir.
El siguiente grupo, con una edad promedio de 42 años, comprendió  a los que prefieren vacacionar con sus familias (el 23 por ciento). Aquí hablamos de parejas casadas, ambos generalmente son empleados. Hay dos ingresos. Irán con los niños, lo más probable es una playa, o, a veces a algún lugar con un parque de atracciones temático o quizás un crucero. Con este grupo, la aventura no tiene tanto llamamiento. La seguridad es una preocupación generalizada. Generalmente estos veraneantes compran paquetes para viajar. Esto significa que requieren de  un empleado que se preocupará  sobre el transporte del aeropuerto al hotel, se asegurará  que el equipaje no se pierda  y que todos estén felices. Probablemente la gente en esta categoría estudia los periódicos para encontrar paquetes atractivos o consultan el tema en el Internet. Las recomendaciones de amigos son muy importantes. La mayoría de este grupo reserva sus vacaciones con un agente de viajes al cual ven como guía.
El segundo en tamaño (el 26 por ciento) de los cuatro grupos es el más viejo, su edad media es de 52 años. Sus niños han crecido y han dejado el nido. Ahora esta generación más vieja quiere salir y ver más del mundo. Ellos también quieren ver lo mejor que tiene que ofrecer, lo que no significa necesariamente que sea costoso. A menudo prefieren los hoteles de boutique a palacios, cafés íntimos a restaurantes de moda donde el hambriento debe esperar casi una hora antes de pasar a sentarse. Estonia o Eslovaquia pueden tener más atracción para este grupo que París o Roma. Y Kioto quizás suene mejor todavía. Probablemente estas personas tendrán a un agente de viajes del que han aprendido y del que dependen en cierta forma, pero siempre hay la posibilidad de que alguien les recomiende a otro. Los agentes tienen que trabajar duro o pueden perder clientes valorados.


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