• Maletas y puntualidad.
• Aerolíneas en controversia con la PROFECO y con autoridades de la terminal aérea capitalina.
• El Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México: Eficiente a pesar de todo.
Trascendió que la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) notificó a líneas aéreas mexicanas sobre el inicio de un procedimiento para analizar la nueva práctica de hacer un cobro extra por el transporte de la primera maleta documentada en vuelos entre México y Estados Unidos y Canadá.
A partir de febrero de este año AeroMéxico, Volaris e Interjet generalizaron tal acción anunciando a sus pasajeros que deberían pagar entre 350 y 1000 pesos por la primera maleta documentada, esto, a decir de las aerolíneas, para competir en igualdad de circunstancias con compañías extranjeras que desde hace tiempo ya aplican cobros similares.
Desde luego a los pasajeros no gustó nada la nueva erogación y muchos decidieron hacerlo del conocimiento de la PROFECO, que analizando la Ley de Aviación Civil vigente se percató de que ésta señala que el pasajero tiene derecho a llevar documentados sin costo 15 kilos de equipaje en aviones de pequeña capacidad (quince asientos o menos) y 25 en aviones de más asientos.
Esta controversia se está dirimiendo actualmente en las instancias correspondientes. El medio turístico espera el desenlace con atención pues, como todos sabemos, los mercados de Estados Unidos y Canadá son desde luego los más importantes para México, por lo cual es natural la expectativa, ya que todo cargo extra percibido por el consumidor impacta negativamente en el sector.
Otro frente de controversia que está abierto para las aerolíneas es el referido a la impuntualidad. Nuestro compañero columnista Víctor Manuel Bermúdez hizo en el número anterior de TURISTAMPA un excelente análisis al respecto, pues las aerolíneas ya se habían acostumbrado a culpar al Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México (AIBJCM) de las demoras registradas en sus vuelos, justificándose de ese modo ante los pasajeros que no tenían otra fuente de información más que la propia aerolínea.
Lo anterior motivó una reacción de las autoridades del AIBJCM, que ya publica las causas reales de los retrasos, destacando que sólo en 9% de los casos son atribuibles a la terminal aérea. Esto ha servido para reconocer que, a pesar de su longevidad (tiene 65 años operando) y de su evidente saturación, el “Benito Juárez” es muy eficiente, sobre todo si se consideran las difíciles condiciones que tiene que enfrentar: Tráfico siempre intenso; una ubicación complicada (prácticamente rodeado de mancha urbana); una altitud de miedo sobre el nivel del mar (los despegues a plena carga con aire poco oxigenado para la ignición en itinerarios de larga distancia son siempre un reto); las difíciles aproximaciones (esquivando sierras y rascacielos); las condiciones atmosféricas (frecuentes neblina, bruma o lluvia) además de la imposibilidad de contar con más de dos pistas.
Así pues, es hora de que las aerolíneas “se pongan las pilas” y busquen la manera de incrementar su eficiencia y puntualidad, absteniéndose de culpar a otros o de incurrir en prácticas abusivas. Tienen talentos, experiencia y tecnología para hacerlo.
