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La comodidad de los tweets presidenciales

Enviar un tweet es muy sencillo.
Es cuestión de escribir unas pocas palabras en unos cuantos segundos para luego apretar suavemente una tecla y voilà, un nuevo mensaje se envía para que cualquiera que lo quiera leer lo lea.
Es un proceso tan sencillo que, en su simpleza, puede esconder, negar o banalizar una realidad mucho más compleja de lo que un par de renglones pueden expresar.
Esa sencillez para esconder, negar o banalizar la realidad hace que un tweet sea a veces una arma muy poderosa no para comunicar, sino todo lo contrario, para evitar la comunicación.


A veces la realidad es muy incómoda o muy desagradable o muy mala y en esos casos un tweet puede ser el medio ideal para evitar enfrentar esa realidad, pero dando la apariencia que sí se le está enfrentando.
En las situaciones de la vida en que la responsabilidad y la obligación personal es enfrentar y ser enfrentado y confrontar y ser confrontado, la comodidad impersonal del tweet permite que la persona se engañe a sí misma, convenciéndose a sí misma de que ya cumplió  por medio de enviar un mensaje "personal" con el que paradójicamente evita todo contacto personal.
Por ejemplo, el presidente Peña Nieto envió recientemente un tweet en que decía: "El @gobmx condena el homicidio del periodista Javier Valdez.  Mis condolencias a sus familiares y compañeros." Ese mismo día el presidente envió otro mensaje que decía: "Reitero nuestro compromiso con la libertad de expresión y prensa, fundamentales para nuestra democracia."
Enviar esos mensajes tal vez ayuden al presidente a cumplir con el protocolo que viene en el manual de "¿qué tweetear en caso de otro periodista mexicano muerto?" pero no ayudan ni a la familia, ni a los compañeros del periodista, ni a la libertad de expresión.
Javier Valdez había dicho, como lo ha publicado nuevamente La Jornada: "Hacer periodismo es caminar por una invisible línea marcada por los malos que están en el narcotráfico y en el gobierno, uno debe cuidarse de todo y de todos."
Los tweets de Peña Nieto sobre la muerte de este periodista realmente esconden, niegan y banalizan una realidad mucho más compleja y mucho más incómoda, desagradable y mala:
* México, Siria y Afganistán son los tres países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo.
* Solamente en el 0.25% de los asesinatos de periodistas en México se ha castigado a los responsables.
* En México el gobierno no hace absolutamente nada para proteger a los periodistas que investigan al narcotráfico o al gobierno.
* La libertad de expresión en México viene con la advertencia gubernamental de que se ejerce bajo propio riesgo.
Un poco más abajo de esos dos tweets sobre la muerte del periodista aparece otro con la foto de un equipo de futbol que dice: "Muchas felicidades a los jóvenes de @miseleccionmx #Sub17 por su victoria de hoy y convertirse en tricampeones de la @concacaf."
Es interesante que los tweets sobre la muerte del periodista Javier Valdez tienen 16 y 14 palabras respectivamente, mientras que el de la selección tiene 20 palabras, foto y hasta una banderita de México.


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