Durante el invierno las costas del Pacífico mexicano son visitadas por la ballena gris para concluir con su ciclo reproductivo. Año con año, desde el Círculo Polar Ártico, estos gigantescos animales emprenden su recorrido desde Alaska, Canadá, Norte de los Estados Unidos, hasta Baja California, para aparearse o para tener nuevas crías, en sus cálidas y poco profundas aguas.

Para admirar este fenómeno natural, que ocurre desde principios de diciembre hasta abril inclusive, se pueden visitar las lagunas Ojo de Liebre, en Guerrero Negro y San Ignacio, a sólo 40 minutos de la localidad del mismo nombre y que están ubicadas en el municipio de Mulegé, en Baja California Sur.

Otra opción es el Puerto de San Carlos y el Puerto Adolfo López Mateos, en la Bahia Magdalena, en el municipio de Comondú. Esta zona es la de más fácil y rápido acceso desde La Paz, Los Cabos y Loreto, desde donde parten lo tours para admirar a estos magníficos animales, que llegan a medir 15 metros y pesar hasta 30 toneladas en su etapa adulta, o bien, medir entre 4 y 5 metros con un peso de 750 kilos en sus primeros meses de vida.

Existen diversos prestadores de servicios en estas localidades, autorizados y especializados en el avistamiento de ballenas. El tour se hace en lanchas con capacidad para 8 ó 15 personas, y normalmente incluyen la transportación terrestre desde el hotel, el paseo en lancha y comida típica en los puertos visitados.

En este espléndido viaje, niños, adultos y personas mayores pueden convivir con estos fantásticos animales y así, con un poco de suerte, las ballenas se acercarán a saludar a los curiosos, asomarán la cabeza, observarán, y hasta seguirán a las embarcaciones, brincando y levantando orgullosas su majestuosa cola.