• La hotelería extranjera domina en México.
• La legislación de lesa patria recientemente aprobada profundizará el fenómeno.
Los estados nacionales que verdaderamente cuidan los intereses de sus ciudadanos, tienen especial atención de no permitir que las actividades económicas estratégicas queden mayoritariamente en manos extranjeras, pues es elemental el que los beneficios que se obtienen vayan precisamente a impulsar el desarrollo de la población local y no que se vaya a otras latitudes.
Al respecto es realmente terrible comprobar lo que en esta columna se ha venido advirtiendo desde hace varios sexenios: La acción conjunta de gobiernos vende-patrias y de la legislación de lesa patria concomitante a ellos, ha ocasionado que los centros turísticos más importantes de México sean dominados por extranjeros. El caso de Quintana Roo es emblemático, tal y como lo destacó recientemente el diario “Publimetro”, pues de acuerdo con Abelardo Vara Rivera, empresario hotelero local, “el gobierno abrió el destino a inversionistas extranjeros. Lo cual ha ocasionado que la mayoría de las habitaciones del estado están en manos de cadenas estadounidenses y europeas. Así, mientras las compañías estadounidenses prefirieron Cancún, los europeos decidieron invertir en la Riviera Maya. De las 88 mil 280 habitaciones que se ofertan en Quintana Roo, apenas poco más de 13 mil son de grupos hoteleros mexicanos.”
Si se atiende a la lógica de cualquier negocio, esta situación es realmente alarmante, pues aplicando el análisis es fácil darse cuenta que el grueso de las utilidades por la operación de los hoteles en Quintana Roo tarde o temprano va a dar al extranjero, con lo cual se anula la principal justificación de la actividad turística, que se supone se impulsa para CAPTAR divisas, no para exportarlas. Es de suponer que los mandos directivos de las compañías hoteleras extranjeras están ocupados precisamente por extranjeros con lo que únicamente los empleos peor remunerados son para el personal nacional.
Adicionalmente, los egresos por pagos de regalías, usos de marcas, proveduría extranjera, procesos patentados y demás tecnología, inflan el total de divisas que regresan al extranjero y que afectan desde luego a la balanza de pagos.
La situación de Quintana Roo es de especial importancia para el análisis pues constituye el estado más dinámico en la actividad turística de México, y suele presentarse por el gobierno federal como ejemplo de desarrollo turístico y frecuentemente se ponderan sus cifras de captación de divisas sin mencionar la segunda parte de la película: El grueso de las divisas captadas terminan siendo recicladas a las matrices extranjeras, quedándose en el país solo una parte mínima.
Si a todo lo anterior sumamos el hecho de que cada vez están más presentes los restaurantes de propiedad extranjera, las agencias de viajes transnacionales, los operadores turísticos ídem, a más de atractivos turísticos también foráneos, es fácil percatarse que haciendo cuentas de captación versus lo que se recicla al extranjero, cada vez salimos peor parados.
