Un caramelo en una almohada puede ser muy agradable, pero lo que la mayoría de los huéspedes en un hotel preferirían es no ser tratados como posibles ladrones. Eso, al menos, es lo que he aprendido durante una encuesta muy informal cuando pregunté a la gente cuál de todas las pequeñas comodidades y placeres adicionales que los hoteles regalan es la que más les agrada.
Me recordaron que a su llegada a un hotel, un huésped debe presentar una tarjeta de crédito y firmar un voucher antes de que le sea entregada la llave de su futura habitación. La firma de un bono de este tipo es similar a firmar un cheque en blanco, por lo que un número creciente de hoteles rechaza las tarjetas de débito. Ellos quieren estar cubiertos por cualquier tipo de daño que huésped pueda causarles.
“Estamos entregando a un desconocido una habitación que costó 200,000 dólares construir”, explicó un gerente general. “Es posible que fumes en la cama y no estarás con vida para pagar por la destrucción que eso cause. De esta manera estamos protegidos. “.
Felizmente para los hoteles, la mayoría de los clientes firman los documentos de tarjeta de crédito y no se quejan (los que lo hacen pueden no recibir la llave de una habitación). A los miembros de grupos rara vez se les pide una firma, a menos que quieran utilizar el teléfono de su habitación o abrir el minibar. Los alojamientos de precios módicos - que no son conocidos por sus regalos - ofrecen un control de la televisión a la llegada de los huéspedes, exigiendo que se le devuelva a la salida. Estos son los mismos lugares que solicitan a los huéspedes llamar a la recepción si desean pedir prestada una secadora de pelo. Sin embargo, incluso los resorts de cinco estrellas reparten fichas que son necesarias cuando se solicita una toalla en la piscina.
“Lo que más me deleitó era la bata que encontré en mi habitación”, una joven me dijo. “Entonces me di cuenta de la etiqueta que se adjunta donde se explica que la prenda era para ser utilizada sólo durante mi estancia. Si es de mi agrado y la quiero llevar a casa, puedo comprarla. “
Una cadena en los Estados Unidos, que se enorgullece de sus camas especialmente cómodas, cedió a los ruegos de sus huéspedes y ahora proporciona información sobre dónde hay camas similares - y sábanas y almohadas y mantas – a la venta. Tan grande era la demanda que esta cadena ahora incluye el catálogo de muebles en cada habitación, junto con pequeñas etiquetas de precio en los escritorios, sillas, lámparas y casi todo lo demás. A algunos clientes esto les agrada. Otros sienten que están durmiendo en un almacén.
“En vez de caramelos en la almohada, me gustaría que hubiera clósets con ganchos decentes para colgar la ropa,” se quejó uno de los viajeros frecuentes. “Guardar un saco es casi tan complicado como ensartar una aguja. En algunos hoteles ahora tienen ganchos más pequeños, más fáciles de usar, pero, como sólo se pueden usar en sus clósets, se convierten en un recordatorio de que el hotel te considera un posible ladrón. “