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Hatrascurrido más que medio siglo desde que los Dodgers abando­naron Brooklyn buscando el brillo de Los Ángeles, lo cual significa que para muchos turistas no hay motivo para salir ya de Manhattan. Pero aquí hay una sorpresa: la mejor manera de ver Manhattan es desde el puente de Brooklyn.
Esto requiere antes un viaje en metro (la estación se llama: Brooklyn Bridge) y luego una cierta caminata. El puente, que cruza el East River, conecta Manhattan con Brooklyn, tiene más de una milla de largo, lo cual significa que habrás de caminar casi dos kilómetros, gozando de la brisa, pues Nueva York puede ser cálido en esta época del año. Disfruta de la brisa y del panorama.

Aquí es donde podrás ver el famoso horizonte de Manhattan en toda su gloria. Las torres se elevan desde el punto en que empieza la isla, el cabo donde los holandeses fundaron Nueva Ámsterdam más o menos un siglo después de la llegada de Hernán Cortés a Tenochtitlán. Los británicos, que tenían colonias al norte, sur y oeste, procedieron a expulsar a los holandeses, los cuales se tuvieron por muy felices cambiando Manhattan por unos territorios mucho más provechosos para el cultivo del azúcar en el Caribe.
En la bahía del otro lado, podrás divisar desde el puente la Estatua de la Libertad. El monumento más famoso de la Ciudad de Nueva York, no es fácil de ver desde ningún otro lugar. Fue levantado en una pequeña isla en el puerto para dar la bienvenida a los barcos que llegaban de Europa. Ahora, desde luego, casi todos los viajeros llegan en jet y ya no son tan cordialmente bienvenidos como antes.
Esas torres que dominan el cabo se alzan sobre Wall Street y el Distrito Financiero. Esta era la dirección de las famosas Torres Gemelas del World Trade Center. El propio Manhattan se extiende desde la bahía por el sur hacía el norte, donde podrás ver el imponente Empire State Building en toda su solitaria gloria imperial, no demasiado lejos del art deco Edificio Chrysler coronado de acero inoxidable.
La construcción de ambos se inició en los brillantes y tormentosos días del final de la década de 1920. Ninguno de los dos estaba terminado cuando empezó la Gran Depresión. En cierto momento se dudó que llegaran a terminarse. Ahora, unos 75 años después, hay quienes los ven como monumentos a la esperanza, al igual que el complejo de las Naciones Unidas, edificado en las orillas de Manhattan del East River.
El propio puente, con sus famosas torres góticas al ser inaugurado en 1883, fue considerado como una de las maravillas del mundo, el puente colgante más largo de la tierra, primero en el que se empleó el cable de acero, y mortífero. Durante su construcción murieron más de 80 personas, entre ellas el diseñador Augustus Roebling, inmigrante alemán. Su hijo, que sustituyó al padre, quedo paralítico después de un accidente. En los primeros años hubo continuos rumores de que el propio puente se hundiría.
No solo sobrevivió el puente sino que provocó la incorporación de Brooklyn a la Ciudad de Nueva York en una época en que la mayor parte de las metrópolis se astillaban y se  deshacían en pequeñas piezas. La Ciudad de Nueva York es como la Ciudad de México: Nueva York está compuesto de cinco barrios, parecidos a las delegaciones del Distrito Federal.


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