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•  El desarrollo turístico implica el involucramiento de la comunidad receptora.
•  Huasca: Un caso afortunado.

Durante décadas hemos insistido en que el verdadero desarrollo turístico implica el beneficio de la Comunidad Receptora ya que el sistema turístico contempla cinco componentes además de ella: Demanda, Infraestructura, Equipamiento, Superestructura y Atractivos. Estos seis elementos deben interactuar armoniosamente, evitando que uno o algunos de ellos depreden a los demás, cosa que sucede desgraciadamente en el modelo turístico imperante en nuestro país, ya que las políticas públicas turísticas han favorecido el centro o polo turístico de trasnacionales, en donde la demanda y el equipamiento turístico son impuestos a la comunidad receptora y a los atractivos, que acaban experimentando efectos nocivos como despojo y empobrecimiento,  en el caso de aquella, y deterioro ecológico en el caso de estos, a más de explotación y abuso en ambos elementos.

Innumerables son los ejemplos de playas contaminadas por efecto de una sobreexplotación turística vía la especulación inmobiliaria en beneficio único de empresas turísticas transnacionales y condominiales que en gran medida reciclan al extranjero el grueso de la derrama turística que supuestamente se capta por la actividad, dejando a la comunidad receptora tan sólo migajas pero todos los efectos nocivos como inflación, trastocamiento cultural, enajenación y vicio.

De ahí que resulta refrescante el comprobar como excepción que alguna localidad turística ha desarrollado exitosamente un modo de hacer turismo equilibrando armoniosamente los seis elementos del sistema turístico: El área en torno a Huasca de Ocampo, en el estado de Hidalgo es un ejemplo palpable de cómo puede lograrse un auténtico desarrollo turístico, pues los atractivos son aprovechados sin causarles daño, fundamentalmente porque la población local organizada en ejidos y comunidades turísticas es la propietaria principal del equipamiento, lo que conlleva el que los beneficios del turismo se reparten entre todos, generando un elevamiento constante de la calidad de vida.

Así podemos ver que casi todos los habitantes están involucrados en alguna actividad turística: La mayor parte del hospedaje rústico es propiedad de los ejidatarios o pequeños propietarios, del mismo modo que los parques ecológicos y atractivos principales también son propiedad ejidal que los administra eficientemente y con calidad.

Llama la atención la ausencia de empresas transnacionales y hasta de grandes empresas nacionales, lo cual garantiza que el grueso de la derrama turística se queda en la propia región.

La demanda turística también sale beneficiada, pues los viajeros pagan precios justos por servicios adecuados.

Que importante es que se entienda que el turismo puede ser una efectiva palanca de  desarrollo si se toman en cuenta todas sus variables armoniosamente y sin que se imponga un modelo de desarrollo ajeno a la comunidad local, ojalá el caso de Huasca se pudiera replicar en más destinos turísticos de México.


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