Columnistas

• El gobierno de Mancera en contra de la semana santa de los capitalinos pobres.
• Clasismo e invitación a la corrupción con su “Ley seca” y la cancelación de las “Playas” del D.F.

La semana santa es un periodo tradicional en el cual millones de mexicanos intentan aprovechar la temporada más soleada del año para convivir con la familia y amigos. Es además, motivo de fiestas, conmemoraciones, y manifestaciones populares muy importantes. La Ciudad de México es escenario privilegiado de muchas de las mismas en lugares como Mixquic, en la delegación Xochimilco, o la célebre Pasión en el Cerro de la Estrella de la delegación Iztapalapa, por mencionar tan sólo algunas de las múltiples que se realizan en los distintos barrios, colonias y pueblos capitalinos y que se constituyen en relevantes atractivos para el turismo nacional y extranjero, así como para los propios habitantes de la Ciudad.

Es de recordar que por efecto de la ley de la oferta y la demanda, salir de vacaciones en semana santa es más caro que en cualquier otra época del año, así que muchos capitalinos prefieren quedarse en la Ciudad para descansar y divertirse. Además, cientos de miles de visitantes de provincia y extranjeros aprovechan para venir y sumarse a las actividades de recreación.   

Por todo lo anterior, resulta de lo más chocante y sorprendente que un gobierno supuestamente de izquierda y emanado del esfuerzo político de todas las corrientes de ese espectro,  se conduzca con actitudes francamente policiaco-represivas, olvidando que si está en el poder, se debe precisamente al voto mayoritario de los sectores populares de la Ciudad de México. Es reprobable que en una clara actitud clasista se haya impuesto la “ley seca” a la mayoría de las delegaciones con más colonias y barrios populares, que durante todo el año están esperando y preparándose para en la semana santa realizar sus festejos.

Lo absurdo y contraproducente de la medida es evidente, y miles de mensajes en las redes sociales y comentarios de la prensa lo confirman: Ésa medida sólo sirvió para fomentar la corrupción entre inspectores de establecimientos mercantiles y desde luego entre los policías que hicieron su agosto molestando a los ciudadanos con el pretexto de la “ley seca”.

Entendemos que el Secretario de Seguridad Pública, Jesús Rodríguez Almeida, sólo se circunscriba a una estrecha visión policiaca y por tanto no comprenda cabalmente las necesidades de recreación y de esparcimiento de los capitalinos y de sus visitantes, que tanto dinero dejan a la ciudad, pero: ¿Dónde está la acción del Secretario de Turismo del D.F. para hacerlo entender que medidas absurdas como la de la “ley seca” en semana santa sólo sirven para crear malestar y para deteriorar la imagen del gobierno de la ciudad?

Es de meditar el hecho que ocurre muchas veces en política: Después de tener dos muy buenos Jefes de Gobierno en el D.F; que incluso contendieron para la presidencia de la República y que realizaron obras e implementaron políticas públicas muy novedosas y eficientes, es triste ver como Mancera, al no crear y crecer por sí mismo lo único que ha hecho en materia turística y recreativa es cancelar actividades muy exitosas como las “Playas” que se instalaban en distintas albercas de los deportivos públicos de la capital durante semana santa, cancelando con ello quizá la única posibilidad de recreación de este tipo para millones de chiquitines y adultos que se regocijaban en buenos chapuzones: Ahora con Mancera la semana santa corre el riesgo de convertirse en una semana de tedio, excesiva fiscalización de inspectores,  y desde luego corrupción policiaca.

Un “tuit” muy reproducido al respecto lo sentenció  adecuadamente: “¡Claro! Como Mancera y sus funcionarios seguramente pasaran semana santa en Cancún, no les importa como la pasen los pobres del DF, a los que hasta  sin agua dejan”.