• Telecomunicaciones, medios masivos y transportes así como otros negocios en manos de la monopolización del grupo TELEVISA/CABLEVISIÓN: El nefasto resultado para la actividad económica y turística.
• Su divisa es el sistemático desprecio por el cliente.
En la actualidad la actividad económica general, y la turística en particular, son en gran medida dependientes de los modernos medios de comunicación tales como el internet: Gran parte de las reservaciones, los pagos, y muchas otras transacciones e información turística y general dependen del correcto funcionamiento de la red global de internet.
En la mayoría de los países con gobiernos preocupados por sus ciudadanos y por su actividad económica, se han tomado medidas para considerar como estratégica la operación de tan importantes medios de telecomunicación. En contraste, resulta indignante la manera en que TELEVISA en México replica en todos los negocios que toca el proverbial desprecio por el consumidor que siempre ha demostrado en la operación televisiva: Mientras que en otros países las televisoras cuentan con figuras como la del Defensor del Televidente, en México es prácticamente imposible comunicarse con el monopolio a efecto de quejas o sugerencias. El caso más aberrante es el de su filial CABLEVISIÓN quien con un enorme despliegue publicitario se ostenta como proveedor de servicios de telefonía, televisión por cable e internet, pero que en la práctica es incapaz de prestar tales servicios adecuadamente: La demanda que tienen en internet, derivada de la gran difusión que hacen para atraer clientes, no puede ser atendida con su capacidad instalada, con lo que las fallas y la interrupción del servicio son cosa de todos los días. Lo increíble es que en su área de asistencia técnica pueden pasar horas sin contestar el teléfono y sin ser capaces de restaurar el servicio: En estos últimos días por ejemplo, millones de usuarios han sido privados de acceso a internet, según Luis Pérez y José Ledesma (Personal de Servicio Técnico) están desbordados por la cantidad de usuarios que llama por asistencia técnica, sin que el grupo explique absolutamente nada.
El resultado es que millones de transacciones turísticas y de la economía general no pueden ser procesadas, pues millones de usuarios no pueden conectarse, con lo que se pierden millones de dólares. En cualquier otro país una anomalía como la descrita hubiera desencadenado una enérgica reacción del estado, que hubiera implicado incluso la cancelación de la concesión, pero en México tanto el secretario de comunicaciones y transportes como el propio Calderón están muy ocupados haciendo hasta lo imposible para dotar a TELEVISA de la infraestructura de la CFE, y de la tristemente célebre licitación 21 para que TELEVISA use los espectros del estado para telefonía celular mediante su socio NEXTEL; Al final TELEVISA hasta en esto puso en ridículo al gobierno dejándolo colgado de la brocha. Insistimos: Por mucho menos de eso en un país con gobierno responsable ya se hubieran tomado acciones para evitar que un desdeñoso monopolio siga disfrutando de inmerecidos tratamientos y de la posibilidad de impunemente tratar con tanto desprecio a sus consumidores. Pero en México ya sabemos que uno de los pocos sostenes de Calderón es su claudicación ante el duopolio televisivo.
Por desgracia, TELEVISA está incursionando en cada vez más negocios: Ha sido accionista de VOLARIS, empresa que ha heredado también la nula atención de quejas y sugerencias de los clientes; es dueña de los casinos Play City y de la operación de sorteos por televisión, donde el jugador-cliente no tiene ninguna defensa ante la unilateral acción de la empresa, que si no le da la gana pagar los premios ofrecidos no hay poder humano que la obligue. Décadas enteras de impunidad y de connivencia con el gobierno, exacerbadas durante el panismo en el poder han hecho que en TELEVISA y en todas las actividades y empresas que toca, el desprecio hacia el cliente sea su divisa. Los daños a la economía nacional al turismo, a la imagen de México y a la sociedad son inconmensurables.
