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Arte y cultura normalmente no vienen a la mente cuando uno piensa en Dallas, pero esto es algo que los ciudadanos locales esperan cambiar. Para empezar, su Distrito de las Artes, con sus 18 manzanas, es el mayor distrito de artes en los Estados Unidos; y como esto es Texas, todo es grande.
Demasiado grande, dirían algunos. Para que te sientas como en casa, la entrada del distrito es la Catedral de Guadalupe. Más allá yace un jardín de esculturas, el Centro de la Sinfónica de Dallas, el Museo de Arte de Dallas, la Colección Crow de arte asiático, y el nuevo centro para las artes escénicas. Probablemente la mejor manera de no perderse es el de reservar - antes de llegar a Dallas –a un guía que te llevará en un recorrido a pie. Las visitas, que duran alrededor de 90 minutos, cubren unos cinco kilómetros y se requiere caminar bastante. Se concentran en la historia, así como la arquitectura que, en Dallas, es bastante notable.
Notable porque gran parte de ella es nueva. Mientras que en México Don Porfirio estaba a punto de ayudar a la república a celebrar su primer centenario, Dallas comenzaba. El petróleo y el comercio ayudaron a lo que había sido una aldea convertirse en una gran ciudad. Aun así, lo que en México llamaríamos el Centro Histórico, en Dallas empezó a declinar en la década de 1960. Los centros comerciales, con su facilidad de estacionamiento, tiendas y restaurantes, atrajo a los multitudes hacia los bordes exteriores de la metrópoli. Ejecutivos, ayudantes y secretarias todavía trabajaban en las torres de oficinas, pero una vez que la jornada había terminado, estos esclavos asalariados querían tomar el elevador lo más rápido posible para salir de ahí. Debajo había poco para detenerlos. Neiman Marcus ahora es el único almacén en Main Street, la calle principal que una vez fue bulliciosa.
En descontento con todo esto, en 1970 las fuerzas vivas de la ciudad se propusieron revivir lo que parecía ser un cadáver. Se tardó más de una década, pero en 1984 un nuevo Museo de Arte de Dallas estaba listo, el edificio diseñado por Edward Larrabee Barnes, reconocido con una medalla de oro por Instituto Americano de Arquitectos. Luego, en 1989, llegó el Symphony Center, el Tamil Crow Center (Arte Asiático) en 1998, el Centro de Escultura Nasher en 2003 y  el Centro de Artes Escénicas en 2009. Estos también son considerados joyas arquitectónicas. Además todas las nuevas estructuras en el Distrito de las Artes, en sí mismas, son objetos de arte.
Ya durante mucho tiempo Dallas ha sido una ciudad que ha tratado de crear su propia magia. Atascado en el medio de una pradera calurosa y plana, carente de montañas o besos de las brisas del mar, Dallas es una ciudad que prosperó al látigo de sus ciudadanos fundadores. Es cierto, también, su ascenso en el mundo del arte. No es de ninguna manera Londres o Nueva York con  respecto a la pintura o la escultura, pero la clase adinerada encarna la noción de que el arte se ha convertido en su filantropía central.


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