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Hotelería: Constelaciones de Estrellas

 

La administración actual se ha distinguido por su constipación a la hora de tomar decisiones definitivas. Podríamos citar el caso de Mexicana de Aviación como ejemplo, la que después de dos años sigue en el limbo existencial al que la ha llevado nadie más que las argucias de la administración actual.
Otro caso es el de infinidad de reglamentos que beneficiarían al turismo, por lo menos teóricamente, en caso de ser implementados. Por ejemplo podemos citar el asunto de la clasificación hotelera.
En la actualidad, como sabemos, cualquier hotel y un hotel cualquiera puede clasificarse a sí mismo y prácticamente ponerse las estrellas que quiera.
Hay hoteles que ostentan, no con orgullo sino más bien con desvergüenza, la cantidad de estrellas que ellos mismos deciden darse y terminan engañando al público consumidor, pero también terminan perjudicando a los hoteles que sí se han ganado las estrellas pero que se ven “igualados” en estrellas por hoteles que no lo merecen.
Desgraciadamente, México se convirtió desde hace mucho años en un lugar en que es muy fácil romper las reglas, torcerlas, ignorarlas. La clasificación hotelera de estrellas es solamente un ejemplo, pero hay otro tipo de clasificaciones que afectan a la hotelería que también deberían ser reguladas más a fondo.
Los distintivos que tienen que ver con la higiene de un hotel, por ejemplo, deberían ser más transparentes. Hay distintivos higiénicos que algunos hoteles han ganado a pulso, pero hay otros que lo han obtenido de otra forma.
Si bien la clasificación hotelera manipulada puede perjudicar el confort del huésped, la clasificación manipulada de distintivos higiénicos puede perjudicar su salud y con eso no se debería jugar.
Pero como vivimos bajo un gobierno al que le gusta el juego (no solamente los de azar de los que se han establecido más casinos en este sexenio que en ningún otro, no solamente jugar a la guerra, no solamente jugar a hacerse el ignorante ante situaciones como la de Mexicana...) pues no podemos sino esperar que con el gobierno siguiente muchas de esas cosas se implementen finalmente y se terminen los juegos.
Vivimos bajo una administración a la que no solamente se le acabó la credibilidad, sino también la energía para por lo menos hacer algunas cosas en favor del turismo.
Vivimos bajo una secretaria de turismo cuya mente soñadora ya está más en Madrid, en las oficinas de la OMT, que en donde debería estar.
Pero faltan pocos meses.


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