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• ¿Fiestas clandestinas?
• ¿Otra vez el absurdo de criminalizar a la juventud?
• ¿Ya se le olvidó a Ebrard el caso “News Divine?

El Gobierno del Distrito Federal ha anunciado que este fin de semana dará inicio a operativos en contra de lo que ha denominado “fiestas clandestinas”.
Ya desde el nombrecito podemos ver grandes imprecisiones, contradicciones y absurdos: ¿Qué es una fiesta clandestina? ¿Existe en realidad una fiesta clandestina? Una fiesta es una reunión en donde se convive y se busca diversión; la mayor parte de las fiestas se llevan a cabo en los domicilios privados de las personas ¿Eso hace que sean clandestinas? ¿Todo lo que se hace intramuros es clandestino? ¡Entonces el Gobierno del D.F. va a tenernos que meter a todos a la cárcel! Todos hacemos aunque sea de vez en cuando fiestas en nuestros domicilios, en los que intervienen hasta menores de edad, por ejemplo la Nochebuena o las posadas son paradigmas de fiestas íntimas en las que se consume alcohol y están presentes niños. ¿Serán perseguidas por el gobierno del D.F. tales eventos?   
Todos alguna vez organizamos en nuestra juventud una fiesta para recaudar fondos para la graduación de bachillerato o de licenciatura. Tales reuniones se hacen en domicilios familiares en donde hay niños: ¿Ahora los asistentes a estas fiestas y sus organizadores serán reos de delitos a discreción de los policías y funcionarios del gobierno del D.F.?
¿Quién va a decidir cuál es una fiesta clandestina y cual no? ¿El corrupto inspector delegacional que quiere su mochada? ¿el patrullero? ¿el vecino envidioso que no fue invitado y por lo tanto denuncia?¿No será que el Gobierno del D.F. está cayendo en la tentación de meterse inquisitorialmente en el área íntima de la diversión personal?
Lo anterior no sería nada raro si estuviéramos hablando de un gobierno de extracción panista, partido de derecha que siempre ha querido imponer sus concepciones represivas en el diario quehacer de los ciudadanos: (Alguna vez hasta trató de prohibir las minifaldas o en Guanajuato los besos...) ¡Pero el Gobierno del D.F. procede de la izquierda!  Y se supone que la izquierda debe ser por definición libertaria y no represiva, mucho menos contra los jóvenes, que representan lo mejor de la esperanza social.
Parece ser que a Marcelo Ebrard y a sus colaboradores ya se les olvidó la funesta experiencia del caso “News Divine” de principios de sexenio, en donde, so pretexto de cerrar un lugar de diversión de jóvenes, muchos de ellos murieron y casi todos sufrieron maltrato y abusos por parte de la policía capitalina. ¿Qué no fue suficiente lección para que el Gobierno del D.F. se abstenga de criminalizar a la juventud? Hoy incluso está amenazando con utilizar las redes sociales para detectar las fiestas. (Cuidado Marcelo: te puede salir el tiro por la culata pues puedes convertirte en el siguiente objeto de la ira de los jóvenes en el ciberespacio tal como le ha pasado a Peña Nieto).
Hay que recordar que los jóvenes tienen el derecho y deben tener la oportunidad de divertirse y de tener posibilidades para el ocio: En otras latitudes, con gobiernos más sensibles, incluso se ha regularizado lo que se llama en España “el botellón”, en donde los jóvenes pueden disfrutar de la convivencia en plazas o parques, muchos de ellos muy bien dispuestos por la autoridad para amortiguar las molestias por ruido y evitar desmanes. Célebre fue a principios de los ochentas el entonces alcalde de Madrid, Don Enrique Tierno Galván, ilustre y sabio profesor que al tener la conducción de la capital española apoyó en todo lo que pudo la entonces denominada “movida madrileña”, que dio lugar al libertario movimiento cultural y social denominado “el destape español”, que entre otras muchas cosas sirvió para que el país ibérico se sacudiera la pésima fama internacional de país aburrido que le venía del franquismo. Uno de los elementos característicos de su gestión fue precisamente permitir “el botellón” y hasta vislumbrar la creación de los “botellódromos”, en donde miles de jóvenes se reúnen a un tiempo a convivir, consumiendo alcohol que compran a precios de súper y a sabiendas que la policía está para cuidarlos y no para extorsionarlos, a más que las autoridades disponen de retretes y servicios para su atención.  
Así que si Marcelo Ebrard quiere ser recordado como el Jefe de Gobierno liberal, moderno y de equidad como tanto proclama, y hacia donde lo han conducido la mayor parte de las políticas públicas que ha implementado y que exitosamente han convertido a la Ciudad de México en la entidad más segura, más diversa y más libertaria del país, lo que debería hacer es no traicionar esa tendencia y buscar para los jóvenes mayores oportunidades para el ocio y más libertades, empezando por abstenerse de inquisitorial y discrecionalmente meter muchachos a los separos y a la cárcel, sólo porque pretendieron divertirse en una fiesta.
Hay que recordar que un muchacho estudiante o de escasos recursos difícilmente puede pagar los onerosos “covers” de entrada que exigen los “antros”, en donde incluso a los jóvenes se les condiciona el servicio al consumo de ¡dos botellas o más! a precios ultra-elevados por parte de los abusivos propietarios sin que la autoridad del D.F. haga nada por proteger los intereses de los muchachos. Es lógico que se busquen opciones más económicas mediante la organización de fiestas. ¿Es que el gobierno del D.F. pretende hacerles el caldo gordo a los antreros discriminadores y abusivos para eliminarles la competencia de las fiestas y así los muchachos no tengan más opción que caer en sus “antros”?  Tal cosa huele a corrupción.
Es triste que los malos gobiernos federales que hemos sufrido hayan generado tanto “NINI”, es decir que a muchísimos jóvenes se les ha negado la posibilidad de estudiar o de trabajar.  Esperemos que Marcelo Ebrard recapacite y no convierta a la Ciudad de México en la capital de los “NININI”, es decir de los jóvenes que Ni estudian, Ni trabajan, Ni pueden divertirse.


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