Hace poco tiempo hablaba con el presidente de una importante compañía hotelera que me comentó que le sorprendía cómo muchas autoridades gubernamentales del sexenio anterior parecían no darse cuenta de la estrecha relación que existe entre el turismo y la educación. Honestamente, no sé si muchas autoridades en el gobierno actual sí se den cuenta de esa estrecha relación, pero pienso que vale la pena mencionar algunas cosas en caso de que necesiten convencerse.
Tianguis de Puebla: ¿Quién Estuvo a la Alta y quién Estuvo a la Baja?
A la alta:
* La Ciudad de Puebla, a través de el gobierno estatal y la Secretaria de Turismo de Puebla hizo un gran esfuerzo para que el Tianguis fuera todo un éxito y se salieron con la suya. El evento ha sido uno de los mejores en la historia del Tianguis, con una inauguración espectacular y en un recinto de clase mundial, el Centro Expositor Puebla.
* La Secretaría de Turismo del Distrito Federal organizó un desayuno con prensa en que Miguel Torruco Marqués hizo una excelente presentación de la Ciudad de México y sus muchos atractivos para el viajero. Pensamos que el Distrito Federal se va a poner de moda en este año como destino turístico consentido de los mexicanos y los viajeros internacionales.
* Claudia Ruiz-Massieu, la secretaria de turismo federal, no quiso “tapar el sol con un dedo” como acostumbraba hacerlo la administración de GG y en su discurso de apertura del Tianguis habló abiertamente sobre los problemas que enfrenta nuestra industria turística.
A la baja:
* Pablo Azcárraga: El discurso que dio el presidente del CNET estuvo mal elaborado y tan mal presentado que le ofrecemos las siguientes sugerencias: 1. Leer el discurso por lo menos una vez en privado antes de leerlo en público. Se notaba que era la primera vez que lo leía y que los “puntos” y “comas” resultaban irrelevantes. 2. Tal vez no desvelarse la noche anterior a inaugurar un Tianguis. 3. De plano conseguirse al terapeuta de “El Discurso del Rey”… así de mal estuvo su presentación. Ojo: las cifras de inversión privada para este año que dio el CNET parecen muy aventuradas. Tal vez valdría la pena revisarlas.
* Turismo de Acapulco: Siguiendo una filosofía política que pensamos estaba en vías de extinción, Acapulco sigue tratando de tapar el sol con una uña. Parece que las autoridades turísticas de ese estado, así como el gobierno local, piensan que si niegan suficientes veces los problemas de la industria turística local, los mismo van a desaparecer. Pero los que vivimos de los negocios y no de la política sabemos que las cosas no son así.
Debo confesar que no soy muy adepto a los eventos políticos. Generalmente están mal organizados, faltan lugares y sobran personas, faltan ideas y sobra ego, citan temprano y empiezan tarde. En fin, generalmente asisto a un evento político cuando tengo que asistir, no cuando quiero asistir. Pero eso no ha sucedido con los eventos que ha estado organizando el Gobierno del Distrito Federal bajo el liderazgo de Miguel Angel Mancera. Creo el que Dr. Mancera está haciendo las cosas de manera diferente a la corriente política de la que estamos cansados los mexicanos. Tal vez por eso el Dr. Mancera no cuenta con el apoyo expreso de los partidos políticos, pero cada vez cuenta con mayor aprobación de la sociedad en todos sus niveles. El Dr. Mancera llega a tiempo a los eventos, no llega precedido por un séquito interminable de achichincles, habla lo necesario de manera elocuente, saluda de manera normal y no como si estuviera bendiciendo a la gente y luego se va para que los invitados puedan seguir con sus vidas.
Para nadie es un secreto que en el sexenio pasado la imagen de México sufrió una de las peores caídas de su historia. Hablando periódicamente con mis amigos periodistas de Europa, Asia, Sudamérica, Estados Unidos, Canadá y otras partes del mundo, era triste constatar que unas ochos de cada diez noticias de México eran negativas.
La administración de Calderón y la Sectur de Guevara tuvieron como modus operandi el negar la información, o darle poca importancia, o de plano contradecirla con declaraciones demagógicas y falsas.
Cuando el gobierno de Peña Nieto y la administración en Sectur de Claudia Ruíz Massieu se iniciaron, era muy importante revertir esa tendencia y por eso nos dio mucho gusto cuando en Comunicación Social de Sectur, que en la administración anterior había estado ocupada por un inventor de datos y cifras, se escogió a Servando González Muñoz, reconocido y respetado comunicólogo que conoce de la actividad turística como pocos.
Lo que ha sucedido en Sectur en este sexenio es que la información que se está produciendo es mucho más objetiva y refleja la realidad de la actividad turística de México. No se están inventando cifras absurdas, no se están dando excusas infantiles, no se está tratando de tapar el sol con un dedo, lo que se está haciendo es enfrentar las situaciones y, como se dice comúnmente, se está tomando el toro por los cuernos.
El siglo XXI sigue siendo un siglo joven, pero en él se han visto más cambios en la aviación que en ningún otro tiempo de la historia. No me refiero a cambios en tipo de aparatos o de rutas o de servicio (aunque obviamente en esas áreas ha habido muchos cambios desde que se inicio la aviación comercial hace cerca de un siglo) sino en este caso en particular me refiero a la constitución en sí de las aerolínea y por ende de la aviación mundial. En la última década del siglo pasado se comenzó a vislumbrar lo que actualmente es lo común: aerolíneas gigantescas, de las llamadas bandera, de aquellas que representaban y enorgullecían a un país específico, uniéndose con otras líneas aéreas para funcionar mejor, controlar costos, y en algunos casos para sobrevivir. En 1990 Iberia adquirió una buena tajada de Aerolíneas Argentinas en la que fue una de las primeras operaciones transcontinentales. Posteriormente, al año siguiente, Iberia hizo lo mismo con Viasa y en 1992 las dos principales transportadoras de Canadá, Canadian Airlines y Air Canada, se fusionaron en una operación que tuvo la característica de juntar a las dos grandes de un país y de esa forma eliminar la competencia. Pero ha sido en el siglo XXI que se han dado los más grandes cambios:
