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Categoría: Análisis Turístico

Por Daniel Olivares Villagómez.

Los centros turísticos del estado de Quintana Roo han recibido desde hace medio siglo una muy privilegiada atención por parte de las autoridades federales. El Banco de México, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR), el Banco Nacional de Comercio Exterior (BANCOMEXT) y desde luego la Secretaría de Turismo, entre otras entidades, han dedicado gran parte de su presupuesto durante las ultimas 5 décadas a la planeación, ejecución y apoyo de proyectos y desarrollos turísticos, y a la promoción y gestión de los destinos del estado, que se ha convertido en la más importante área captadora de divisas por concepto de viaje en toda la República.

La decisión del gobierno federal de no cerrar los aeropuertos al tráfico internacional, aun en plena pandemia, se tomó en gran medida tomando en cuenta al estado de Quintana Roo. Fue una decisión muy criticada por los opositores, que pedían a gritos con toda inconciencia que se mantuvieran blindadas las fronteras y que se cerraran los aeropuertos sin importarles el turismo y los millones de personas que viven de esta actividad.

Así las cosas, Cancún y la Riviera Maya se han beneficiado más que ninguna otra región del país de los esfuerzos gubernamentales, que con el Tren Maya recibirá un inconmensurable impulso adicional.

Desgraciadamente, hay individuos y empresas que sin ningún escrúpulo abusan de la prioridad que esta región ha tenido, y no les importa estropear la imagen del destino, atropellando los derechos de los turistas con franca bribonería. Mientras la enorme mayoría de aerolíneas, hoteleros, restauranteros y operadores honestos se esfuerzan cotidianamente por atender dignamente a los viajeros, los taxistas del aeropuerto de Cancún se han convertido en una verdadera lacra que ven al pasajero como un sujeto explotable y al que se le busca engañar de todas las formas posibles: Hay reportes de que para trasladar a un pasajero de una terminal a otra del aeropuerto han llegado a exigir ¡800 pesos! y ya se sabe que cualquier trayecto del aeropuerto a Cancún lo cobran excesivamente caro, abusando de que el monopolio aeroportuario no permite la operación de taxis independientes o de aplicaciones de transportación.

Del mismo modo, y aprovechándose abusivamente de la demanda turística, hay arrendadoras de automóviles (como la que usa el nombre de un continente en su marca comercial) que exigen ¡13 000 dólares! de garantía para arrendar un auto, y aun así se dan el lujo de negar ilegalmente el servicio que ya se tenía reservado.

Este tipo de cosas son verdaderamente de escándalo, y lógicamente causan mucho daño a la imagen de Cancún, de la Riviera Maya, del estado de Quintana Roo y de México en general: Millones de pesos se gastan todos los años en promoción para que unos cuantos echen a perder todo con su abuso. Harían muy bien las autoridades en investigar este tipo de conductas y sancionarlas para que no se atente contra la gallina de los huevos de oro.

También sería bueno, y muy deseable, que las autoridades del SAT o de la Secretaría de Hacienda, se dieran una vueltecita por Cancún y la Riviera Maya: En un reciente periplo pudimos constatar que muchas de las atracciones, especialmente las más caras, y muchas de ellas monopolizadas, exigen el pago en efectivo, sin aceptar tarjetas de crédito. ¿Esto será para qué? ¿para facilitar la evasión de impuestos y/o el lavado de dinero? Interesante sería dilucidarlo.