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Análisis Turístico

Por: Daniel Olivares Villagómez

Las líneas aéreas siempre han enfrentado un gran desafío para lograr obtener utilidades, pues el universo de sus costos es bastante diverso y complicado, por lo que la correcta gestión de una empresa aérea es siempre un gran desafío administrativo.

Durante mucho tiempo los pasajes aéreos estuvieron dirigidos a una élite que era la única capaz de erogar cantidades muy considerables para abordar los aviones, que eran relativamente pequeños y por lo tanto transportaban pocos pasajeros, con el consiguiente encarecimiento del boleto. Las aerolíneas tenían pues un modelo de negocio en el que se ofrecía al pasajero muchos detalles de confort y de atención, incluso con preparaciones gastronómicas, bebidas sofisticadas y hasta asientos-cama. Esto ya sólo puede verse en vuelos de larga distancia y en “business” o en primera clase, el grueso de las operaciones se realiza tratando de minimizar los costos y por tanto lo que se ofrece al pasajero.

El principal rubro es el gasto de combustible, que representa el 26% de los costos totales pero que puede llegar al 50%. El servicio de pasajeros es el 26% de los costos, puede incluir: el servicio a bordo, transportación y almacenamiento de equipaje, costos de call centers, sitio web, manejo de datos y conducción y abordaje del pasajero al avión.

Otro rubro es el mantenimiento y seguro de la aeronave (16%) reparaciones, repintado, y sustitución planeada de detalles y piezas del avión. La nómina es el equivalente al 10% y engloba los sueldos de pilotos, auxiliares del vuelo, administrativos y demás. La amortización o arrendamiento implica un 8%. La primera es la disminución gradual del precio del avión relacionada con el proceso de su depreciación. Si el avión es rentado, la aerolínea paga renta al arrendador. La publicidad y los gastos administrativos son un 5% del total, e incluyen los esfuerzos por dar a conocer la aerolínea y sus productos, impuestos y otros gastos. El conjunto de cargos aeroportuarios, servicio de navegación aérea, y apoyo meteorológico conllevan un 9%.

Frente a este basto universo de gastos que enfrentan las aerolíneas, que en razón de la pandemia y su consiguiente y dramática reducción de los viajes, está llevando a muchas compañías aéreas a la quiebra, los grupos aeroportuarios del país tienen esquemas de costos mucho más favorables: Incluso en el rubro de personal la diferencia es abismal: Mientras que las líneas aéreas deben contratar técnicos y personal especializado altamente capacitado, quienes gestionan los aeropuertos sólo requieren personal muy poco calificado. De ahí que cabe la pregunta: ¿Porqué los grupos aeroportuarios no están haciendo nada por solidarizarse en este momento crítico con el turismo y con la industria del viaje? ¿Porqué no bajan sus leoninas Tarifas de Uso de Aeropuerto, o lo que le cobran a las aerolíneas por utilizar sus aeropuertos? Si tan solo 100 pasajeros representan para un aeropuerto 56 800 pesos, solamente por concepto de Tarifa de Uso (TUA), ¿Porqué no apoyar al turismo, a los viajes y a la economía en general?

Si las aerolíneas de bajo costo están haciendo su parte para incentivar el turismo ofreciendo ¡A PESO! pasajes de avión, esperaríamos mucho mayor esfuerzo de los grupos aeroportuarios que no tienen que enfrentar esquemas de gastos tan complejos y que disfrutan de una situación monopólica sin competencia.