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Categoría: Análisis Turístico

Por Daniel Olivares Villagómez.

Los atractivos turísticos se dividen en dos grandes grupos: Los naturales y los culturales. Dentro de los primeros se encuentran, por ejemplo, playas, montañas, cuerpos de agua, clima y biodiversidad; mientras que los atractivos culturales son todas las manifestaciones relativas al quehacer del hombre: las materiales, como ruinas arqueológicas, monumentos, edificaciones, obras de arte perenne, etc. y las inmateriales, como costumbres, festividades o el lenguaje.

Este último aspecto es muy importante para México, pues en su territorio existen por lo menos 68 lenguas indígenas, algunas de ellas en riesgo de desaparecer por la acción combinada de la imposición del castellano como “lengua nacional”, el desprecio, producto del racismo, y el desdén público, también generado por éste, desde que la Nueva España se organizó como una sociedad de castas y todo lo indio se consideró inferior. Doscientos años de vida independiente no modificaron prácticamente en nada este escenario lingüístico, pues las élites han seguido forzando a que la legislación, los tribunales, los trámites y la comunicación se den únicamente en español. Los esfuerzos por proteger la diversidad lingüística son positivos, pero desesperantemente incipientes: Todavía no hay traducciones de la Constitución Política en todas las lenguas indígenas, por ejemplo, ni que decir de traducciones del Código Agrario, el Código Penal o el resto de la legislación. Esto conlleva desde luego innumerables injusticias, pues por este hecho, los indígenas han sido susceptibles de ser despojados de sus terrenos, (muchos de ellos con atractivos turísticos naturales), y ser encarcelados. Por si esto fuera poco, esta situación también va alejando a las nuevas generaciones de su lengua original, dándose casos de entendible reniego ante lo que se vislumbra como una desventaja social.

Si no se actúa para modificar este estado de cosas, es previsible la desaparición de muchas lenguas indígenas, y con ello la eliminación de muchas otras manifestaciones culturales ligadas, como costumbres, festividades, cosmovisiones, tradiciones, ritos, vestimenta, gastronomía etc. De ahí la relevancia de que la sociedad tome conciencia de que el perder las lenguas indígenas es perder gran parte del patrimonio cultural de México. Es necesario ir actuando para que el estado, los organismos sociales públicos y privados y los individuos, vayan tomando un enfoque multilingüístico, que permita el que todos los mexicanos puedan expresarse, defenderse y comunicarse masivamente en las respectivas lenguas indígenas de este país. Es fundamental que se lleve a cabo en la práctica el reconocimiento de que las 68 lenguas indígenas son lenguas oficiales en el país, y por lo tanto deben ser obligatorias en las zonas geográficas de sus hablantes, en igualdad de circunstancias que el castellano: La legislación toda, la nomenclatura y señalización pública y privada y la comunicación masiva, deben ser expresados en la lengua originaria de la región en que aplican. Esto conllevaría el resurgimiento y pervivencia de las lenguas indígenas, pues supondría un gran atractivo y utilidad el dominarlas para cualquier individuo, constituyéndose en una cuestión de reconocimiento, orgullo y avance económico y social. Así, en los países más avanzados del mundo, el simple hecho de hablar una lengua indígena conlleva para el hablante beneficios económicos. Así debe ser.