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Podría aprovecharse la coyuntura de los amparos y continuar el NAIM

  • AMLO no debe tirar más de 120 mil millones de pesos
  • Estudios de Texcoco tardaron años, Santa Lucia, días

Por Víctor Manuel Bermúdez

En 2001 siendo titular de SCT Pedro Cerisola, en conferencia de prensa presentó la decisión del Gobierno Federal sobre la ubicación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, determinando que la mejor opción fue Texcoco.

En aquella ocasión se dijo: “Para una mayor confiabilidad en las operaciones de vuelo, una mayor economía de escala en el manejo de personal, equipo de vuelo, programación de itinerarios y conexión de pasajeros, es mucho mejor una terminal integrada. Desde el punto de vista aeronáutico la mejor opción es Texcoco”.

La evaluación de la problemática de los sitios propuestos y sus soluciones posibles fueron realizadas en materia ambiental, por el Programa Universitario del Medio Ambiente; el hidrológico por la Conagua por la gerencia del Plan Texcoco a cargo del ingeniero Cruickshank.

Esos estudios fueron retomados por la administración de Peña Nieto, además de los aspectos mecánicos, geológicos y volcánicos por el Instituto Nacional de Ingeniería y el Cenapred; los aeronáuticos por la Asociación de Controladores del Tránsito Aéreo de México y el Seneam; los operacionales del tipo aeronáutico por el Colegio de Pilotos Aviadores de México y los aspectos comerciales y operativos de las aerolíneas por la Cámara Nacional del Aerotransporte.

El prestigiado arquitecto Norman Foster se basó en esos estudios y los de Mitre del Tec de Massachusetts y las opiniones de la OACI y la IATA para elaborar el Proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).

Como podemos observar los mencionados estudios tardaron años, y no podemos presumir intereses de los organismos internacionales, sino por el contrario fueron soluciones técnicas las que imperaron.

Todos esos actores han manifestado que desde el punto de vista técnico no es viable para las operaciones comerciales el Aeropuerto Militar de Santa Lucía, donde se han hecho estudios en unos cuantos días, más bien respondiendo a intereses particulares.

En esta etapa cuando el nuevo gobierno que encabeza AMLO se ha ponderado la austeridad, la honestidad y la anticorrupción; no se deben despilfarrar, enterrar o ahogar más de 120,000,000,000 de pesos.

Probablemente los 147 amparos interpuestos por #No Más Derroche, pudieran ser las salida para que el Jefe del Ejecutivo reconsidere su decisión y retome el Proyecto Texcoco, mirando por el bien del país, en beneficio del pueblo y de su administración.

Recordemos cuando a principios de los años 50 cuando se construyó el AICM, las obras fueron ampliamente criticadas como faraónicas, dispendiosas e innecesarias, al cabo de algunas décadas estas obras resultaron insuficientes, queriendo solucionar el problema de saturación por medio de parches, remiendos e improvisaciones de todo tipo.

Los habitantes de la capital del país y del área metropolitana se pronuncian por la salida del AICM de la mancha urbana, para evitar el excesivo ruido provocado por las aeronaves y el riesgo de un posible accidente sobre el Valle de México, como los ocurridos en 1987 cuando un Boeing 377 se desplomó en Cuajimalpa o el del 4 de noviembre de 2008, Lear Jet 45 cayó en Reforma y Periférico.

Para quienes conocen de aeronáutica todos los aviones que vienen del norte del área poniente de la urbe que van aterrizar en el aeropuerto capitalino tienen que tomar como referencia el VOR Mateo, que no es otra cosa que un gran disco metálico dirigido hacia el cielo, ubicado en el cerro San Mateo, en la colonia Balcones del Valle en Tlalnepantla.

El Radiofaro Omnidireccional de muy Alta Frecuencia –VOR- llamado por los pilotos Mateo, donde los tripulantes saben que tras pasar ese radar, los aviones se colocan por encima de las Lomas de Chapultepec y Tacubaya hasta llegar a la zona de la colonia Nápoles, después de haber recibido la señal de la última radioayuda ubicada en la Torre de la SCT en la alcaldía Benito Juárez para tomar una de las dos pistas del AICM.

Precisamente en ese punto llamado VOR Mateo donde se cruzarían las aeronaves que despegarían del aeropuerto “Felipe Ángeles” de Santa Lucia, por ello la distancia entre aeronaves por seguridad se deberá de duplicar a ocho millas náuticas, por lo que la ganancia en operaciones es marginal.

Con respecto al cierre del AICM y que se convertiría en un nuevo Santa Fe, pues es una gran oportunidad para equilibrar el desarrollo económico entre el oriente y poniente de la capital, porque de las 720 hectáreas se podrían aprovechar algunos edificios para, universidades, tecnológicos, escuelas, además de parques, viviendas y cercanía con el lago Churubusco.


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