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Categoría: Aviación

Por Víctor Manuel Bermúdez

Mientras que el titular de Comunicaciones y Transportes Javier Jiménez Espriú, afirmó ante senadores que “no se encontró ningún hecho probable de corrupción en la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México”, posteriormente el presidente AMLO expresó “sí hubo corrupción en la decisión de construir el aeropuerto de la Ciudad de México en el Lago de Texcoco”.

Andrés Manuel López Obrador en su conferencia mañanera dijo que “se engañó al gente con un dictamen, diciendo que no se podía operar al mismo tiempo el Aeropuerto de la Ciudad de México y el de Santa Lucia”.

Añadió que “hubo prácticas corruptas para beneficiar a unos cuantos, porque se iban a cerrar dos aeropuertos para construir el de Texcoco y el actual se iba a urbanizar con un desarrollo inmobiliario similar al de Santa Fe”.

Aún más AMLO dijo que el costo estimado para el nuevo aeropuerto con dos pistas nada más y cerrar dos aeropuertos requeriría 300 mil millones de pesos, que al final se irían al doble, debido a la corrupción.

Asevero que por intereses se decidió construir el aeropuerto en el peor sitio del Valle de México, donde se producen más hundimientos y no se garantizaba la calidad de la obra.

Esa descoordinación en las expresiones públicas entre el Jefe de la Nación y sus subordinados, ya que no es la primera vez que esto se suscita en el gobierno de la Cuarta Transformación, viene a confirmar la ausencia de dialogo previo y que las decisiones son de un solo hombre.

Es importante recordar que durante su campaña presidencial López Obrador, se pronunció en múltiples ocasiones denostando por corrupción los contratos de la obra cumbre de la administración del gobierno de Peña Nieto que significaba el NAIM.

Posteriormente no obstante que organismos aeronáuticos internacionales recomendaron que se continuara con los trabajos del NAIM ya que era una obra que traería beneficios para el país el tabasqueño desoyó esas opiniones.

Incluso se manifestaron en contra de la construcción de la Base Aérea de Santa Lucia, indicando del riesgo en el espacio para las operaciones, debido a que en el VOR San Mateo existía el peligro de una colisión por cruces de aeronaves.

No se mencionó que no fuera posible operar los dos aeropuertos el “Benito Juárez” y Santa Lucia, sino que la distancia entre aviones se tendría que aumentar de 4 millas a 8 millas náuticas y por tanto no habría ningún beneficio para incrementar las operaciones aéreas.

Después se arengó tácitamente a los pobladores de Atenco para que defendieran el Lago “Nabor Carrillo” y las tierras de vocación agrícola, oponiéndose a la continuación de las obras del NAIM.

Organizaciones como la CANAERO que agrupa a aerolíneas nacionales e internacionales se pronunciaron por el proyecto Texcoco, indicando que era la mejor opción, ya que el referente a la Base Aérea Militar No. 1 de la cual aún no había los estudios y por tanto se desconocía su viabilidad y solo eran teorías sin sustento, amén del incremento significativo de los costos de operación para las empresas aéreas.

El NAIM contaría en una primera fase con tres pistas, una de ellas para operaciones militares, pudiéndose realizar los anhelados despegues y aterrizajes simultáneos, al final del proyecto se contemplaban seis pistas.

Con respecto a los costos del nuevo puerto aéreo siempre se manejó la cifra de 13 mil 500 millones de dólares, que convertido a pesos había variaciones con respecto al tipo de cotización cambiaria.

Así se transitó desde los dichos del titular de la SCT de que “era un barril sin fondo”, “un elefante blanco” que llevaría al país a un endeudamiento, pero nunca se señaló en concreto ningún hecho de corrupción.

La decisión presidencial en lugar de un “hub” aéreo de cuatro mil 430 hectáreas del Proyecto Texcoco cuyo avance de obra era del 32 por ciento, ahora serán destinadas a uso público, ecológico, deportivo en general según lo manifestó el presidente de la República.