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Categoría: Análisis Turístico

Por Daniel Olivares Villagómez.

En el XVII Foro Nacional de Turismo se abordaron, entre otros, dos temas cruciales para el desarrollo turístico: El problema del sargazo y el Tren Maya. Por considerarlos de gran interés para todos los que conformamos la actividad, algunas entregas de esta columna serán dedicadas a ellos.

“Sin ánimo de sonar catastrofista, el sargazo es, hoy por hoy, la principal amenaza que tiene el turismo, puesto que Quintana Roo genera la gran mayoría de las divisas turísticas del país”, señaló Pablo Careaga Córdova, del Consejo Técnico de FONATUR y coordinador del Tren Maya del tramo Bacalar-Tulum. Esta es una muy responsable llamada de atención a todo el medio turístico, pues, efectivamente, la naturaleza nos está poniendo a prueba.

Los especialistas como Norma Patricia Muñoz Sevilla, Dra. en Oceanografía, Posdoctora en Bioquímica Marina y Bióloga egresada de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional y de prestigiosas universidades francesas, explicaron que el sargazo es un alga que vive flotando en el Océano Atlántico y que se desplaza caprichosamente en razón de los vientos, las corrientes marítimas, el calentamiento o enfriamiento global, las externalidades de las actividades humanas y otros factores naturales por demás impredecibles entre las Islas Canarias, África, Brasil, Barbados y el Caribe Mexicano; llegando a perjudicar el importantísimo corredor arrecifal que nace frente a nuestras costas y desde luego a nuestras playas: “El sargazo no tiene palabra de honor” expresó Laura Fernández Piña, Presidenta Municipal de Puerto Morelos, que, por razones que sólo la naturaleza sabe, ha sido el municipio más afectado por este fenómeno, y que por lo tanto, ha sido obligado a convertirse en el referente mundial para entender y encontrar soluciones a los retos que plantea.

Aunque la acumulación de sargazo en las playas se manifestó en otros años como 2011 y 2015, en el 2018 fue realmente impactante, con imágenes que se transmitieron a todo el mundo, constituyéndose en una verdadera emergencia: Tuvieron que retirarse de las playas 800 000 m3, equivalentes al 80% del volumen que puede contener el Estadio Azteca. En un solo día llegaron a retirarse 200 toneladas de las playas, antes de que apestara y atrajera insectos y alimañas, pues al llegar a la playa el sargazo muere y se descompone.

Este panorama parecería desolador, sobre todo si recordamos que Quintana Roo es la gran locomotora del turismo receptivo en México, pero afortunadamente parece ser que los tres niveles de gobierno, los empresarios hoteleros y turísticos en general, la comunidad científica, los especialistas de diversos campos y las poblaciones afectadas están realizando conjuntamente un esfuerzo sin precedente: Primero (y no es poca cosa) para tratar de entender el fenómeno, y luego para intentar minimizar sus efectos nocivos en la más importante actividad de Quintana Roo, que también es la de mayor crecimiento en el país.

Escuchando la importantísima mesa redonda descrita, este analista pasó del natural estupor por la gravedad de la amenaza descrita, a la esperanza derivada de apreciar un, sin exagerar, epopéyico esfuerzo que se está realizando por parte de todos los involucrados.