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Categoría: Editorial

La Alternancia del Poder...
... y el Poder de la Alternancia

Para que un sistema electoral funcione de tal forma que cuando se realicen elecciones los resultados de las mismas sean, si no perfectos, sí un reflejo fiel de la voluntad de los votantes, es importante que ese sistema electoral esté basado en la mutua desconfianza entre los partidos.


¿A qué me refiero con eso? La única forma de establecer los procedimientos, reglamentos y candados necesarios para que una elección sea lo más limpia posible, es teniendo en cuenta que los diferentes partidos, candidatos y simpatizantes de los mismos, al final de cuentas van a buscar obtener su propio beneficio, muchas veces a costa de lo legal o ético.
En México, pensamos nosotros, se ha establecido un sistema electoral en que hay muchos candados, muchos procedimientos y muchos reglamentos, que hacen difícil que pueda presentarse un fraude mayor.
No dudamos que siempre en algunos lugares va a haber presión para que la gente vote de una u otra forma. No dudamos que los partidos y los candidatos busquen comprar votos, no dudamos que en algunos sitios se va a buscar presionar e incluso intimidar para que el voto siga determinada dirección... sin embargo, eso es algo que todos los partidos hacen o quieren hacer, ya que al final de cuentas todos los partidos están liderados y dominados por políticos.
Pero cuando hay reglas y procedimientos y candados establecidos en la premisa de que no puedes confiar de los otros partidos y candidatos (por que si te descuidas ellos van a hacer lo mismo que tú vas a hacer si ellos se descuidan) entonces resulta muy difícil preparar un fraude a nivel mayúsculo.
Nosotros pensamos que las elecciones que acaban de llevarse a cabo en México son un ejemplo claro de cómo debe funcionar una elección. Repetimos, no porque los partidos y los candidatos sean irreprochables, sino precisamente porque no lo son. La alternancia en el poder siempre es sana y el poder de la alternancia lo tenemos nosotros, los votantes.

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La elección que acaba de realizarse, donde de manera apabullante resultó ganador Andrés Manuel López Obrador, que por voluntad de una inmensa mayoría de votantes va a ser el próximo presidente de México, es un ejemplo claro de la miopía que se ha apoderado de los principales partidos políticos de México: PAN, PRI y PRD.
En primer lugar, PAN y PRD decidieron unirse en un mal matrimonio de conveniencia que no agradó en lo más mínimo a muchos de sus simpatizantes, que en esa unión vieron traicionados los principios fundamentales de sus partidos, que no pueden ser más diferentes en fondo y forma.
Por su lado el PRI mostró que ha caído de manera dramática en la preferencia del electorado y realmente, si sigue vivo como partido después de la hecatombe de esta elección, va a ser porque el dinero federal lo mantiene.
La inmensa mayoría de la gente sabía que el PRI no tenía la más mínima posibilidad de ganar la presidencia, con un candidato divorciado de la realidad social de México y con la personalidad y carisma de un foco apagado. Pero pocos imaginaron la caída tan grave que iba a tener el Senado y el Congreso donde ya ni siquiera será la tercera fuerza política del país.
Por su parte, el PAN tuvo un candidato que muchos seguidores del partido consideran no solamente sin escrúpulos en su búsqueda por el poder, sino sumamente ingenuo en la manera en que llevó su candidatura.
Esos comerciales ridículos de Anaya en que salía hablando inglés y francés ¿a quién iban dirigidos? Ese jugar al Ratón Vaquero, ¿a quién iba a convencer de que votaran por él? ¿A los millones de pobres de México? ¿A los jóvenes estudiantes que saben lo difícil que puede ser estudiar en México? ¿A las mamás y papás de México que sufren y se desesperan al no poder colocar a sus hijos en escuelas del nivel más básico?
El PAN, con su ingenua campaña, mostró lo alejado que está su pensamiento de la realidad mexicana. Y sin embargo su candidato fue tan ciego que cree que perdió por noticias falsas de otros partidos...
Por su parte, el PRD se está dando cuenta que si no fuera por la bondad tramposa del sistema partidista mexicano, el haberse alejado tanto de MORENA representaría su muerte política.
El PRD obtuvo menos del tres por ciento de los votos... una tercera parte de lo obtenido por el Partido del Trabajo que se alío con AMLO...
El PRI como partido (no estamos hablando de alianzas) obtuvo menos del 14 por ciento y el PAN como partido menos del 18 por ciento...
Cabe destacar que todos los partidos trataron de usar las redes sociales para promover a sus candidatos y atacar a los otros, pero parece que ni el PRI ni el PAN ni el PRD se dieron cuenta que la elección se iba a ganar visitando pueblos lejanos en todos los estados de la República Mexicana, donde el voto no lo iba a decidir un post de facebook sino un encuentro cara a cara.
Los señoritos del PAN y del PRI no quisieron visitar muchos lugares que consideraban peligrosos o porque no querían contaminar con lodo las suelas de sus zapatos... en cambio, AMLO basó su campaña en los encuentros personales.
Les guste o no a mucha gente, la victoria de AMLO es indiscutible, y vale la pena darle el beneficio de la duda por el bien de México.
Por el bien del país, es importante dejar de lado esos argumentos absurdos que por ejemplo comparaban la realidad venezolana con la mexicana (aquellos que se espantaron por las redes sociales que presentaban a actores sudamericanos comparando estúpidamente a Venezuela con México es tiempo de despertar a  la realidad y meditar sobriamente las cosas.)
Nuestro reconocimiento a los candidatos que compitieron contra AMLO, ya que el reconocimiento tácito y rápido de su apabullante derrota permitió que no hubiera problemas sociales, económicos y de otro tipo en México.
Nuestros mejores deseos al futuro presidente de los Estados Unidos Mexicanos, por el bien de México, por el bien de los mexicanos.