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Categoría: Análisis Turístico

• Turismo, elecciones y cambio verdadero.

La actividad turística no escapa a las reverberaciones generadas por la contienda electoral, que ya está en plena marcha. El futuro del turismo será diferente en razón de que exista verdaderamente un cambio en la conducción socioeconómica del país.

Aunque se supone hay varios candidatos para la presidencia, en realidad sólo hay dos opciones para el electorado: El continuismo y el cambio verdadero. Los cuatro oponentes de Andrés Manuel López Obrador representan el continuar con el modelo económico forjado por Salinas de Gortari y que desde hace 30 años sufre el país. Este modelo es esencialmente marginador, monopólico, entreguista, antidemocrático y desencadenante de pobreza y delincuencia. Los que hemos vivido este modelo desde 1988 pudimos constatar como la monopolización y el entreguismo fomentaron cada vez mayores diferencias sociales. Los bienes nacionales como aerolíneas, petróleo, ferrocarriles, minería y banca, por mencionar sólo algunos, han sido entregados a empresas extranjeras que, desde luego,  llevan sus ganancias a sus lugares de origen haciendo sólo una mínima reinversión en México. De ahí que sea imposible el que se puedan generar los empleos que demanda la población, pues si los recursos se van drenando al extranjero, es obvio que queda muy poco para impulsar el desarrollo nacional.

Así las cosas, y debido al modelo socioeconómico imperante, cerca de 60 millones de personas en México viven en la pobreza, lo cual dificulta que realicen actividades turísticas. Esto es un gran desperdicio, pues si se cambiara el modelo socioeconómico habría mayores oportunidades para integrar a esos 60 millones de personas al mercado turístico, con lo cual el crecimiento de la estructura y de las empresas turísticas sería impresionante. Este punto es importante recalcarlo: La enorme estructura turística que México posee a veces hiciera pensar que todos viajan, pero la realidad es que de los 120 millones de habitantes, sólo la mitad tiene los ingresos necesarios. Es decir, la mitad de la población está marginada del quehacer turístico.

De ahí la importancia que tiene cambiar el modelo. Racionalmente es lo que más conviene al país. Pero los monopolistas y beneficiarios del modelo socioeconómico imperante ya se acostumbraron desde 1988 a lograr todo mediante la corrupción y el manejo faccioso de los principales medios de comunicación. Hay que recordar que el modelo salinista se impuso con el fraude electoral de 1988, en su momento confesado por el mismo Miguel de la Madrid, y también hay que recordar que los fraudes del 2006 y del 2012 fueron hechura de los mismos monopolistas, que utilizan las franquicias de diferentes partidos políticos siempre para impedir que se cambie el modelo socioeconómico. Así que aunque haya muchos partidos políticos, en realidad todos menos Morena están diseñados para confundir al electorado y hacerle creer que si cambia al PRI por el PAN o viceversa, habrá progreso. Nada más falso, porque esos partidos y todos los otros no son más que franquicias que usan los 50 monopolistas y beneficiarios del modelo creado por Salinas, y que sigue imperando, a pesar de que se hayan sucedido priistas y panistas en la presidencia. Meade es el mejor ejemplo de ello: Ha servido sin empacho a gobiernos panistas y priistas haciendo lo mismo en ambos casos: Tratar de perpetrar el mismo modelo que tiene desquiciado a México. Claro que el estruendoso poder de la propaganda del miedo que han impulsado los más poderosos medios de comunicación no se hace esperar, y ya todos los que quieren impedir el cambio están lucubrando los más tenebrosos planes para detenerlo.

La diferencia en esta ocasión es que el descrédito del PRI, del PAN y de sus partidos satélites parece que por fin está muy marcada en la población, que en su enorme mayoría quiere el cambio. Tanto han atacado sin bases durante tanto tiempo a “ya saben quién” que ya la mayoría no les cree nada. Para bien del turismo, y del país en general, ojalá que ahora si se respete la voluntad popular.