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Categoría: Editorial

Elecciones 2018: Volvidos al Pasado

Es de todos sabido que el presidente Peña Nieto a veces tiene algunas dificultades para conjugar los verbos y en vez de decir vuelto puede decir volvido y otras cosas por el estilo.
Esos errores sirven de munición para aquellos que gustan de pasar el tiempo en las redes sociales inventando “memes” y otras cosas por el estilo, pero al final de cuentas esos errores son meramente anecdóticos y no le hacen daño a nadie.
El problema que nos debería de preocupar no es si el presidente confunde vuelto con volvido. No son los errores en las conjugaciones verbales lo que nos deberían de ocupar.
El problema que sí nos debería de preocupar es cuando el error verbal es confundir el futuro con el pasado.
El gobierno de Peña Nieto, sobre todo en estos últimos dos años, se ha olvidado del futuro de México y se ha dedicado a traer el fantasma del pasado, de cuando el PRI realizaba campañas políticas, mítines y “manifestaciones sociales de apoyo y adhesión.”
Eso se vio muy claramente en las elecciones para gobernador del Estado de México, donde los grupos de presión del PRI pusieron su mano dura primero para elegir al candidato y luego para hacerlo ganar.
Cuando el PRI llegó al punto de que tuvo que poner a un precandidato no priísta para ver si así pueden mantener la presidencia por otros seis años, (ya que ningún priísta de hueso colorado tiene la más mínima opción de ganar la presidencia), los actos de “adhesión” y “apoyo” al precandidato único, donde se hablaba del futuro de México, lo que mostraron fue un burdo regreso al pasado, a esos eventos en que líderes sindicales sudorosos y vestidos de camisa blanca con los botones a punto de reventar, le rendían pleitesía al elegido no por la mano de Dios, pero sí por el dedo del presidente en turno.
El precandidato del PRI (a propósito, el mismísimo concepto de un solo precandidato muestra la falta de civilidad democrática de los partidos mexicanos, no solamente del PRI sino de todos los demás) ha mostrado que no le ha costado trabajo sujetarse al modo y estilo de una campaña que va directo al fracaso.
Pero el PRI no es el único partido en que hay confusión entre el futuro y el pasado. ¿Cuándo los fundadores y grandes luchadores del PAN iban a imaginarse a su partido aliado con lo que queda del PRD, la antítesis misma de lo que ellos son?
¿Cómo es posible que dos corrientes de pensamiento y filosofía política tan opuestas ahora anden tomados de la mano?
Esa alianza muestra claramente el gran problema de la política mexicana actual: cualquier principio, cualquier honorabilidad, puede dejarse de lado con tal de lograr el poder. Eso no es una alianza, es más bien una especie de prostitución política.
Por otro lado, el candidato de MORENA se esfuerza por mostrar que no es el mismo de antes, que es diferente. Que si antes se peleaba con todos ahora no se pelea con nadie. Que si antes era muy cuidadoso para escoger a quién dejaba entrar a su círculo, ahora cualquiera tiene las puertas abiertas para entrar. Que si antes usaba un discurso en que amenazaba con cambiar todo, ahora ofrece uno en que busca asegurar a los electores que los cambios no van a afectar a la esencia de lo que es México.
Este 2018 nos presenta un proceso electoral muy interesante. Tal vez más que nunca la gente se está tomando el tiempo de meditar su decisión de por quién votar.
Por otro lado, la inestabilidad informativa de las redes sociales debe tomarse en cuenta. Sería un error terrible creer toda la información que uno recibe de las redes sociales. Sería un error lamentable tomar una decisión tan importante basándose en videos montados, actuados o editados para buscar convencer a los electores.
Hasta el momento, todos los candidatos y partidos principales han mostrado que el camino que están tomando para ganar es el de que “el fin justifica los medios.” Tal vez resulte efectivo en el ambiente enrarecido de la política mexicana actual, pero no es el más ético.