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Categoría: Análisis Turístico

• Gastronomía y otras maravillas in situ:
Delicias que se suman a la VIDA en el viaje.
• Ir.

  Uno de los elementos más disfrutables del viaje es sin duda la posibilidad de probar in situ las creaciones que la comunidad receptora pone a nuestra disposición. La cada vez mayor posibilidad de transporte y el crecimiento del comercio internacional hacen factible que muchos ingredientes que antes se consideraban exclusivos de una región vayan por el mundo haciendo las delicias de los entusiastas de la cocina, que también se benefician de la difusión de las técnicas culinarias por la vía digital y masiva.


  Sin embargo, es tanta la riqueza culinaria a nivel mundial que de todos modos quedan muchos elementos que solo pueden disfrutarse en el lugar de origen: La conjunción de clima, tierra, cultura, etnia, y ambiente no pueden moverse por completo, así que el viajero es el que debe de trasladarse para realmente tener la experiencia culinaria auténtica.
  Lo anterior no es de lamentar, al contrario: En un mundo en que cada vez más cosas se hacen “virtualmente” es reconfortante darse cuenta de que hay cosas que sólo se pueden vivir en la realidad, y la realidad como bien se sabe está allá afuera: Para conquistarla hay que salir, hay que caminar, hay que viajar. Esa es la bella e inigualable experiencia del viajero: Ir, constatar, sentir, palpar, tocar. Y entonces verdadera y completamente se va a degustar: Un “goulash” se puede probar en muchos restaurantes del mundo o prepararse en casa, pero probarlo en una cervecería de Bohemia o en una taberna húngara es otra cosa.
  La conjunción de varios factores son los que crean la experiencia verdadera y completa. Por eso el turismo internacional crece sostenidamente a pesar de los vaivenes políticos y las tragedias naturales, a pesar del terrorismo y la inseguridad. Siempre habrá quien quiera ir, quien quiera buscar algo auténtico y que por lo tanto de vida al turismo.
  Incluso se ha desatado una especie de fiebre por ir a más lugares: Si hace 50 años el destaque social se demostraba comprando un auto, una casa o enseres domésticos, ahora sólo se es realmente reconocido si se tiene un buen bagage de experiencias viajeras. Lo de moda, y confiamos en que sea permanente, es que hoy se está ante la revaloración de lo que siempre se ha sabido pero que no en todo momento se ha reconocido: Los viajes ilustran, y no hay nada más enriquecedor, más bello y más vivible que viajar: Viajar es vivir porque se conoce más, se superan barreras y distancias, se ve lo otro, se aprecia lo demás y lo ajeno termina por hacerse propio. Dicen que “lo bailado ni Dios lo quita”, yo digo que lo viajado tampoco y si se tiene la dicha de combinar el viajar y el bailar y el yantar y el descubrir y el conocer y hasta el amar. ¡Hombre! Eso como que se parece a la felicidad.
  Por eso la gente del turismo somos entusiastas del conocimiento, del entendimiento y de la difusión, del transporte y del ir, de la superación de barreras físicas y mentales. Maravilloso es tener tantas computadoras y tecnologías móviles, pero lo que realmente hace vivir es ir. Simple como estas dos letras: Ir.