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Categoría: Análisis Turístico

• La mala imagen de México no se cura con un “ustedes disculpen.”
• El nefasto Trump alimentado por la impunidad en México.

Hasta hace unas pocas semanas, hablar de los exabruptos de Donald Trump y sus innumerables sinrazones fue considerado por muchos de nosotros como innecesario, pues la magnitud de sus aberrantes comentarios lo auto-descalifican para cualquier persona pensante y de buena fe. El problema es que en los últimos días se ha venido comprobando que gran parte de la opinión pública estadounidense está aplaudiendo sus diatribas,  pues ya incluso se dió al menos una abusiva agresión de graves consecuencias para uno de nuestros compatriotas en Estados Unidos, inspirada precisamente por los dichos de Trump, que en cualquier país civilizado debería juzgarse como reo de  incitación a la violencia, ya que no sólo Trump aceptó su inspiración, sino que intentó justificar a los agresores como simplemente “apasionados”.

Grave es también que el grueso de la clase política estadounidense no se haya enfrentado con Trump de manera enérgica, deslindándose así del insensato magnate. Todo esto es preocupante porque quiere decir que muchos políticos estadounidense se dieron cuenta que las barbajanería de Trump le ha funcionado en la intención del voto, sobre todo porque de este lado de la frontera el pésimo gobierno que padecemos está moralmente imposibilitado para imponerse ante las trumpistas desviaciones: Si en Los Pinos hubiera un verdadero estadista de la talla moral de Don Benito Juárez o del General Lázaro Cárdenas, podríamos pensar que se tomarían verdaderas acciones en defensa de los mexicanos y que lo mejor del mundo nos apoyaría indignándose ante el racismo, la xenofobia y la lesa humanidad que representa el trumpismo.

Empero, aunque sin duda muchos intelectos criticarán a Trump, es innegable que el desempeño del gobierno mexicano ha servido para inyectarle fuerza, pues por el momento Trump es uno de los principales beneficiarios por la fuga del “Chapo” Guzmán, que vino a darle impulso a los pérfidos asertos previos del neoyorquino.

Si a lo anterior sumamos las matanzas de Iguala, Tlatlaya, Tanhuato y demás escándalos de derechos humanos, así como los ya innumerables asesinatos, vejaciones, atentados, acallamientos y amenazas contra periodistas, activistas sociales y opositores; la corruptela de la casita blanca y de las demás “casitas” del círculo cercano a Peña Nieto, la desatención del problema de la desigualdad y la pobreza, además del nulo desarrollo económico real experimentado  en las últimas décadas, y que desde luego incide en que millones de mexicanos intenten irse allende el Bravo. Si sumamos todo lo anterior al clima de violencia y de degradación social generado por el mal gobierno y sus monopolistas favoritos, es inevitable que millones de estadounidenses mal informados y con acendrados prejuicios raciales, sean fácilmente seducidos por un mequetrefe de la calaña de Trump, que indudablemente está usando la estrategia  hitleriana de comunicación de Goebbels.

¿Cómo puede el gobierno mexicano combatir las mentiras de Trump, si el mismo nos receta todos los días dosis inverosímiles de mentiras? Como las más recientes, que sirven para exculpar tanto al Partido Verde como a los implicados en la “casita blanca”, que creen que con un “ustedes disculpen” es suficiente, y que lógicamente coinciden en tiempo y forma, dando todavía más empuje envalentonamiento a Trump, al punto que ya se atrevió precisamente en los mismos días, a echar a un periodista mexicano de una de sus conferencias de prensa? ¿Cómo pedir que nos defiendan de Trump los indefendibles del gobierno mexicano? Lo terrible para nuestra actividad es que la discordia sembrada y aprovechada por Trump,  así como la estulticia, rapiña y corrupción de quienes mal administran a México tendrá consecuencias terriblemente lesivas  para el turismo en los dos lados de la frontera.