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Categoría: Cruceros

Cuando uno evoca al Mar Caribe vienen a nuestra mente el sol, el mar, el trópico candente, las historias de piratas y las de navegación intrépida. Todo esto se hace una hermosa realidad fácilmente asequible gracias a la naviera “Pullmantur”, que con todo entusiasmo ha decidido iniciar operaciones desde Puerto Progreso en Yucatán, para poner al alcance de todo el público, pero principalmente del mexicano y del de Centroamérica opciones de crucero por el Caribe Maya realmente atractivas.

La parte neurálgica de este tipo de periplos es el buque “Monarch”, impresionante por sus dimensiones, capacidades, desempeño y comodidades, de tal modo que se constituye en la atracción principal del viaje. Tan solo un vistazo a algunos de sus datos técnicos sirven para hacer navegar la imaginación: Cuenta con una eslora (largo del buque) de 268 metros, es decir, el equivalente al largo de dos y media canchas de futbol, mientras que su manga (ancho) es de 32 metros, cinco metros más que la distancia entre bases de una cancha de beisbol. El barco pesa casi 74 000 toneladas, tiene 12 cubiertas, más el redondo observatorio que aloja el “Bar Lounge 360º”, punto caminable más alto de la embarcación, que como su nombre lo indica ofrece una inmejorable panorámica y le da al “Monarch” su estética silueta distintiva.
El “Monarch” puede llevar 2752 pasajeros en 1193 camarotes. Tiene amenidades que hacen de la travesía un verdadero placer: Cuenta con 5 restaurantes, 9 bares incluyendo uno de piano, 2 piscinas exteriores, dos piscinas para niños, mini-club para niños y otro para adolescentes, dos jacuzzis exteriores, solárium, spa, pista polideportiva y de jogging, gimnasio, pared de escalada, teatro, sala de juegos de mesa, y otra de electrónicos, casino, tiendas libres de impuestos con joyería, salón de belleza y guardería, además de centro médico.

Simplemente pasear por el barco e ir descubriendo sus instalaciones es ya de por sí toda una aventura, que incita a vivir a plenitud lo que bien podría llamarse la “Cultura del Buque” que nos trae reminiscencia de la “Belle Epoque” en donde se solía viajar con toda elegancia: En un mundo donde la mayor parte de los viajes se hacen en frenéticos trayectos de auto o avión, disfrutar de un entorno placentero y de glamour que nos brinda el “Monarch” es una experiencia bellísima: La “Cultura del Buque” impele a los viajeros a tomarse las cosas con calma y vestirse elegantemente para la cena y a disfrutar espectáculos nocturnos que se programan cada noche a bordo, los cuales incluyen cabaret, noches de carnaval, y teatro entre otros. Además, en los distintos bares y discoteca se disfruta música tropical y de otros tipos muy acordes con el Caribe, incluso karaoke, siempre bajo una temática distinta cada noche.

Los alimentos servidos a bordo son de primera, preparados por chefs procedentes de distintos países, con distintas especialidades de todo el mundo: Uno puede disfrutar desde exóticos platillos originarios del Magreb,  hasta sofisticadas creaciones contemporáneas de ternera, distintas preparaciones de pescado, roast beef, o aves,  pasando por los imperdibles y reconstituyentes chilaquiles de la mañana o prácticas pizzas, bocadillos y piscolabis.  Se puede optar por servicio a la carta o por inacabables y deliciosos “buffets”. Las bebidas refrescantes sin alcohol están incluidas en el precio del crucero, pero si se desea, se puede optar por paquetes de bebidas ilimitadas por un precio módico, que permiten disfrutar durante todo el crucero de vinos de mesa y espumosos, un gran surtido de licores y espirituosos varios, cocteles, y desde luego cerveza.
La gran ventaja que ofrecen los cruceros “Pullmantur” es que saliendo de Puerto Progreso o Cozumel están muy al alcance de viajeros mexicanos y centroamericanos que no necesitan visa estadounidense para disfrutarlos. Además, el precio de estos cruceros es de los más atractivos del mercado.

Si ya de por sí disfrutar del crucero es todo un atractivo, el gozo se hace aún mayor con los destinos a los que se arriba: La Isla de Roatán, perteneciente al hondureño Archipiélago de las Islas de la Bahía, constituye una exótica y agradable experiencia, en donde la convivencia con los distintos grupos étnicos que la pueblan y que le dan su innegable sabor caribeño se hace patente: Roatán ha sido poblada por mayas, por indígenas pech (presuntamente de origen chibcha procedentes de la actual Colombia), conquistadores españoles que llevaron esclavos africanos, piratas ingleses que tomaron la isla y en la cual dejaron abandonados a muchos garífunas (afro-caribes procedentes de la Isla de San Vicente en ocasión de una sublevación en 1770), y algunos colonos daneses, italianos e irlandeses, además de mestizos hondureños, completan un mosaico étnico claramente antillano, cuya influencia multicultural se hace sentir en todos los ámbitos, desde la gastronomía hasta la música, la danza, los idiomas y el folklore.

Roatán está en la zona de influencia del Sistema Arrecifal Mesoamericano, el segundo arrecife coralino más grande del mundo, por lo que es un paraíso para el buceo. También se pueden visitar preciosas playas como West End Beach y French Key, y disfrutar de impactantes vistas panorámicas desde distintos miradores.  Igualmente es posible visitar la curiosa granja de iguanas “Arch´s” que además contiene un pequeño acuario de sábalos. En Dixon Cove, un embarcadero del complejo turístico “Las Palmas Beach” se toma un bote cubierto para apreciar los manglares y los restos semi-sumergidos de un naufragio. En los jardines del complejo “Pirates Bay” situado en la playa, se tiene ocasión de presenciar un espectáculo dancístico musical garífuna en el que se muestra el baile “Punta” relacionado con la fertilidad, cuya latinizada versión llegó a todo el mundo con el éxito musical “Sopa de Caracol” de la hondureña Banda Blanca, que la tomó del autor beliceño-garífuna  Hernán “Chico” Ramos.
El segundo punto que toca el buque después de una noche de navegación es la antigua capital de la otrora colonia inglesa de Honduras Británica, que alcanzó su independencia con el nombre de Belice apenas en 1981, habiéndose trasladado previamente la capital a Belmopán, 82 kilómetros al Oeste del país en 1970, a consecuencia del devastador huracán “Hattie” que en 1961, prácticamente arrasó la costa.

Algo curioso es el hecho de que Belice es formalmente una monarquía, que reconoce a la Reina Isabel II como Soberana del país. Es de notar que Belice es un mosaico étnico y cultural muy diverso, con pobladores originales mayas. A estos se sumaron los criollos, que son descendientes de esclavos de origen africano, que pasaron previamente por Jamaica; y de miskitos procedentes de Nicaragua. El criollo es un lenguaje que se desarrolló durante la captividad, y que históricamente sólo fue hablado por los mismos esclavos. Sin embargo, los criollos se convirtieron en sinónimo de identidad nacional, y como resultado, el idioma ahora es hablado por el 75 % de los beliceños. También existe una importante población garífuna, que se suma a la mestiza de maya y español que representa cerca del 50% de la población total. Un 9% adicional está constituido por grupos de menonitas, indios, chinos, blancos procedentes de los estados confederados durante la Guerra Civil Norteamericana, y pequeños grupos  de canadienses, coreanos, sirios y libaneses. Todas estas etnias han aportado sus singularidades a la nación beliceña, enriqueciendo desde luego la experiencia turística.  
Partiendo del Puerto de Belice se recorre parte del Malecón y distintos barrios residenciales hasta tomar la carretera que conduce hasta la zona arqueológica de Altun-Ha, que fue un próspero emplazamiento comercial maya. Hoy se conservan dos plazas principales rodeadas por trece templos. Desde la construcción más alta se aprecia una vista espléndida del complejo y de los selváticos alrededores. Las instalaciones del Centro de Visitantes apenas se estrenaron el mes de mayo pasado, gracias a la colabo­ración de la Unión Europea.


Aquí en Altun-Ha se descubrió en 1968 la cabeza de jade del dios del sol Kinich Ahau en la tumba de un sacerdote real dentro del templo principal. Esta pieza, que es la mayor hecha de jade que hasta ahora se ha encontrado en Mesoamérica, está exquisitamente tallada, y constituye el símbolo histórico-cultural más relevante de Belice, celosamente guardada en el Banco Central  y reproducido incluso en su moneda.   
Dejando Belice y después de navegación nocturna, el “Monarch” atraca en la Terminal de Cruceros de Cozumel, la isla más grande de México en el Mar Caribe. Sumado a todos los atractivos de la isla es imperdible disfrutar de una excursión de “snorkel” en su Barrera Coralina, que al igual que las de Roatán y Belice forma parte del Sistema Arrecifal Mesoamericano, o Gran Arrecife Mesoamericano. La excursión que parte del “Monarch” inicia en el muelle, navegando en un bote hacia tres lugares de inmersión donde pueden apreciarse corales, peces tropicales de colores, rayas y demás criaturas marinas.

Finalmente el “Monarch” de la Naviera “Pullmantur” regresa al día siguiente a la Terminal de Cruceros del Puerto de Progreso, dando fin a un inolvidable circuito de navegación por el Caribe Maya. En ese momento y con una sonrisa, todos los pasajeros piensan en el slogan que usa Aleks Syntek para promoverlo “No te querrás bajar…”
Por Daniel Olivares