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• Otra vez las cíclicas y sexenales cifras alegres de SECTUR.
• Campanas al vuelo cuando la realidad es que la imagen internacional del país está por los suelos.
Pareciera que muchos funcionarios, cuando llegan al poder, sufrieran una especie de metamorfosis que los obnubila y les hace perder contacto con la realidad. Esto es especialmente grave en la actividad turística, por el hecho perverso de que nunca en México ha habido un(a) titular de la Secretaría de Turismo preparado académicamente en la actividad, lo cual ha condenado al sector a un perpetuo proceso de improvisación sexenal con funestas consecuencias, pues en un sexenio típico él o la ungida por el dedo del presidente en turno, pasa por lo menos dos años “flotando”, tratando de entender a toda prisa la complejidad del fenómeno turístico, que casi siempre ha sido tratado con gran frivolidad por nuestros gobernantes, pero que tiene esencias y manifestaciones de gran profundidad difíciles de captar para el bisoño. En este espacio, y con la ya no muy corta experiencia de muchos sexenios, hemos destacado que a la Secretaría de Turismo han llegado desde amantes presidenciales hasta políticos corruptos en busca de fuero, pasando por especialistas en cosméticos, pretendidas modelos de tarjetas de crédito, y muchos fugaces funcionarios que fueron catapultados a SECTUR por simple rebote político para no quedarse en el error de estar fuera del presupuesto.
Tenemos la experiencia de ver que, sexenio tras sexenio, los recién llegados al sector turístico pasan en la inopia unos dos años, en que desde luego están un cuanto agazapados tratando que nadie se dé cuenta de que en realidad no conocen la actividad.  Súbitamente, sin embargo, y quizá por la perversión derivada de sólo escuchar a los aduladores y a su entorno inmediato de subalternos serviles, les da por echar las campanas al vuelo y con supina ignorancia tratar de convencernos de que el auge de la actividad turística durante su gestión es inconmensurable.
A los profesionales del turismo que llevamos muchos sexenios monitoreando y analizando la actividad, este tipo de actitudes ya sólo nos hace mover la testa en una mezcla de rubor ajeno y perplejidad.
Así las cosas, y en el marco del Tianguis Turístico, Claudia Ruiz Salinas echó las campanas al vuelo declarando a diestra y siniestra que nunca ha habido mejores cifras en el turismo, tomando como “logro” el que México esté clasificado entre los diez primeros países receptores de turismo.
La prensa orgánica al servicio del régimen se encargó de difundir hasta la saciedad los “logros” y la imagen de la secretaria, que ahora sí aparece en todos los medios diciéndonos que en turismo vamos muy bien. ¡Claro! La prensa oficiosa responde al hecho de que detrás de la actual titular de SECTUR está todo el grupo liderado por el expresidente Salinas, que no vería nada mal que su sobrina pudiera, en un momento dado, alcanzar la posibilidad de ser la primera presidenta de México, con lo que se garantizaría la continuidad del terrible modelo económico que desde el salinato ha incrementado la desigualdad, el entreguismo y la pobreza. El excelente periodista Francisco Cruz Jiménez en su estupendo libro “Los juniors del poder” hace un sólido análisis al respecto, así que no nos sorprendería constatar que esta primera andanada de cifras alegres esté destinada a ensalzar la imagen de Ruiz Salinas con vistas al 2018.
Los que tenemos memoria y conocimiento añejo del ramo podemos hacer ver que históricamente el país ha estado considerado como uno de los diez con más llegadas de turistas internacionales, pero esto no quiere decir que estemos bien.
Hay que recordar además, que las cifras de turismo tuvieron una estrepitosa caída en el año 2009 derivado de la crisis económica internacional y del funesto tratamiento que el gobierno de Calderón dio al brote de influenza, combinado con la perniciosa “guerra” contra el narcotráfico, que hasta la fecha tiene asolado a gran parte del país.
Lo que nadie le dice a Ruiz Salinas, o ella pretende pasar por alto, es que si bien es cierto que algunas zonas del país como la Riviera Maya o Los Cabos acusan un dinamismo desbordante y son los principales impulsores de las cifras turísticas, regiones enteras en las que se ubican estados completos del país no sólo no “cuentan” para la actividad, sino que sus propios pobladores dudan en permanecer en ellos: ¿Algún visitante extranjero o incluso un poblador local se anima a hacer un viaje turístico por Tamaulipas, la Tierra Caliente de Michoacán, la Costa Grande de Guerrero, hacer vida nocturna en Monterrey o hacer periplos en el Norte del País?
La triste realidad confirmada por tanto escándalo de violencia, corrupción e impunidad, es que la imagen internacional de México está por los suelos, perder eso de vista acusa inexcusable miopía, por lo que se impone mesura en las declaraciones de la cabeza del sector


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