Imprimir
Categoría: Análisis Turístico
• Las nuevas rutas de acercamiento al Aeropuerto Benito Juárez.
• El proyecto del “nuevo” aeropuerto ¿Otro negociazo para los favoritos de Peña?

(Primera de dos partes).

Recientemente, nuestro colega columnista de TURISTAMPA, Victor Manuel Bermúdez, hizo la oportuna reflexión acerca de las modificaciones que se han realizado en las rutas de acercamiento al AICM, lo cual puede bien cruzarse con el análisis del reciente anuncio del gobierno de Peña en el sentido de que se construirá un “nuevo” aeropuerto para la Ciudad de México.
Cabe recordar que el actual emplazamiento del aeropuerto capitalino data de las primeras décadas del siglo pasado, cuando tales terrenos eran realmente lejanos a la urbe en sí. El desmedido crecimiento de la ciudad llevó al peligroso estado actual, en el que el aeropuerto está prácticamente rodeado de la mancha urbana. Si a esto sumamos el hecho de que la particular orografía que rodea al distrito federal, implica el que los aviones deben salvar distintas sierras antes de poder iniciar el descenso final en los aterrizajes, o elevarse muy alto casi de inmediato en los despegues, se comprenderá cabalmente el considerable grado de dificultad que implican cada una de las operaciones que se realizan, en el cada vez más saturado espacio aéreo de la ciudad, reducido, reiteramos, por estar rodeado de serranías.
Ante este contexto, y en un país en donde su gobierno se preocupara por el bienestar de la población, y no por hacer negocios al amparo del poder, desde hace mucho tiempo se hubiera decidido hacer un nuevo aeropuerto a una distancia prudente de la urbe, con objeto de descongestionar el actual. Los especialistas han aconsejado esto desde hace mucho tiempo, y sin lugar a dudas la opción idónea es la de construir un gran aeropuerto internacional en Tizayuca Hidalgo, manteniendo el actual AICM para vuelos nacionales de corta duración.
Así, los vuelos de más de  hora y media, por ejemplo, así como todos los internacionales, operarían en Tizayuca, alejando las probabilidades de un accidente dentro de la mancha urbana. Es de recordar que tanto los pobladores, propietarios de tierras y autoridades estatales y locales de Hidalgo están plenamente de acuerdo con el proyecto, y lejos de obstaculizarlo lo apoyarían con entusiasmo. Al mismo tiempo, las tierras de Tizayuca son ideales para la construcción de un gran aeropuerto, pues son esencialmente planas y sin obstáculos para el acercamiento final o el despegue de los aviones. La opción de Tizayuca contempla la construcción de infraestructura carretera y ferroviaria de primer nivel que fácilmente conectaría a la ciudad con su gran aeropuerto, situado a la segura y sana distancia que marcan las normas internacionales en la materia.
Al mismo tiempo, el actual AICM, en el cual se han invertido millones de millones de pesos en sucesivas ampliaciones y mejoras, podría seguir operando, pero ya con una fracción de las operaciones que actualmente soporta, con lo que el pequeño espacio aéreo de la ciudad experimentaría un gran alivio, reduciéndose al mínimo la posibilidad de accidentes.
Todo lo anterior constituye lo que haría un gobierno al servicio de la sociedad, pero en el triste caso de nuestro país, sabemos bien lo que hay detrás del anuncio de Peña: Se pretende construir seis nuevas pistas, anexas al actual aeropuerto, en la zona del antiguo Lago de Texcoco, (No hace falta ser profeta para darse cuenta que los riesgos, hundimientos, inundaciones y dificultades técnicas serían permanentes y onerosísimas, elevando exponencialmente el costo de construcción, operación y mantenimiento.) Tales pistas tendrían exactamente la misma orientación de las actuales dos del AICM, por lo que el número de operaciones que se efectuarían sobre el pequeño y ya saturadísimo espacio aéreo de la Ciudad de México al menos ¡se triplicaría! con lo cual, los riesgos de accidentes se elevarían exponencialmente, como cualquier actuario podría confirmar.

(La importancia y extensión de este tema amerita que nuestra próxima entrega continúe con él.)