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Categoría: Análisis Turístico

• El absurdo de que diputados supuestamente de izquierda cobijen las intenciones de los casineros.


Durante cinco legislaturas federales, la Organización Social Di No a los Casinos ha venido trabajando para informar fehacientemente a los diputados respecto de los perniciosos efectos nocivos que los garitos producen en la sociedad. Durante todo ese tiempo, la mayoría de los representantes populares ha escuchado y entendido la información científica social que nuestra organización ha recopilado y generado, y que contundentemente demuestra que los casinos no son un negocio social, pues el costo de los efectos nocivos supera en mucho los pretendidos beneficios que sólo unos cuantos operadores se llevan.
Tan efectiva ha sido la labor de la Organización Di No a los Casinos que durante todo este tiempo los casineros no han podido impulsar una legislación que arrope sus actividades y han tenido que valerse de la corrupción y los cochupos para operar: Durante el foxato, el entonces secretario de gobernación Santiago Creel Miranda, tuvo que torcer inconstitucionalmente la ley vigente desde 1947, emitiendo un reglamento con el que ilegalmente se expidieron permisos, violando los propios preceptos del mismo reglamento, con lo que quedó claro que la Secretaría de Gobernación ha venido funcionando como simple comparsa de los casineros.
Sin embargo, con el advenimiento del pernicioso peñato que actualmente sufrimos, la situación se torna muy preocupante, pues los intereses de los casineros coinciden con los del ejecutivo federal que debe recordarse procede del llamado “grupo Atlacomulco” en el que desde luego figura también Jorge Hank Rohn, el más prominente de los operadores de casinos a través de su empresa “Caliente”. También debe recordarse que Peña Nieto fue impulsado a la presidencia mediática y muchos dicen ilegalmente, por TELEVISA, que es también casinera a través de sus establecimientos “Playcity”, por lo que no es de extrañar que la actual Dirección General de Juegos y Sorteos de la Secretaría de Gobernación se halla constituida en un simple apéndice de los casineros, llegando al burdo extremo de “decorar” sus instalaciones con ¡máquinas tragamonedas! Lo cual es tan absurdo como si la agencia encargada de fiscalizar las armas, el alcohol y el tabaco en los Estados Unidos estuviera “decorada” con botellas de Jack Daniel´s, pistolas “Smith and Wesson” y cartones de “Marlboro”.
Lo triste de esta tragicómica “decoración” de la Dirección General de Juegos y Sorteos, es que revela claramente que durante este sexenio los casineros vinculados a Peña Nieto podrán hacer lo que quieran en la secretaría de gobernación, que desde el 2012 ha estado presionando a los diputados para que ahora si se apruebe una ley federal de juegos y sorteos a la medida de los casineros.
Por desgracia, la comisión correspondiente en la Cámara de Diputados, y que originalmente se formó para investigar los recurrentes escándalos en materia de casinos, ha caído en el juego de los casineros y de SEGOB, y se apresta a legislar en beneficio único de los operadores de garitos.
La prensa ha revelado que trabajando de espaldas a la opinión pública, la comisión aludida pretende crear una comisión nacional de juegos y sorteos en la que al menos un miembro será ¡representante de los casineros! A más de que no se contempla la identificación plena y fiscal de los jugadores-clientes, con lo que las oportunidades para el lavado de dinero que nutre a la delincuencia organizada y al narcotráfico seguirán presentándose en los casinos.
Lo más deplorable del caso es que la comisión que pretende legislar a favor de los casineros está presidida e integrada principalmente por diputados supuestamente de izquierda: El presidente de la misma es Fernando Zárate Salgado  del PRD, mientras que dos de los integrantes más dispuestos a defender los interese de los casinos son Magdalena del Socorro Núñez Monreal del PT de Zacatecas y Ricardo Mejía Berdeja del Movimiento Ciudadano.
Si esa es la izquierda progresista que defiende los intereses de toda la población pues la verdad es que estamos fritos.