Imprimir
Categoría: Generales

* Festejos vanos y ofensivos
* Muchas cuentas pendientes
* El ilimitado cinismo político

El año pasado estuvo repleto de la barata propaganda política del igualmente barato aparato propagandístico de los gobiernos federal, estatales y capitalino. Esa propaganda de tercera, preparada por cerebros insuficientes y corazones de pacotilla, buscó justificar el ofensivo gasto público al que fuimos sometidos los habitantes de México y el Distrito Federal en lo que parecía un intento vano de los diferentes gobiernos de convencerse a sí mismos de que el país está bien y de que sus esfuerzos son aceptados gratamente por la gente.
“Tan aceptados son nuestros divinos esfuerzos” han de haber pensado en bola los políticos sin importar su afiliación política “y la gente está tan contenta con los festejos que les regalamos, que hay que asegurarnos que al final del año del bicentenario haya dinero suficiente para poderlo repartir entre nosotros disfrazado de aguinaldos, bonos navideños, de seguridad, de inseguridad, de centenario, de bicentenario, de adelanto del tricentenario, de año de Hidalgo, de Maximiliano y Carlota y de cualquier otra cosa que haga que nuestra asqueante codicia se disfrace de merecida recompensa.”
Seguramente fue por eso que nuestros políticos se recompensaron con la cuchara grande en un día y en un tiempo en que el abismo entre los ricos y los pobres es cada vez más gigantesco y la desigualdad, inseguridad y descontento social es cada vez más peligroso.
Como dijo Diego Fernández de Ceballos después de ser liberado, en una de las raras ocasiones en que sus opiniones reflejan la opinión del pueblo: el gobierno tiene cuentas pendientes. Esas cuentas pendientes no solamente tienen que ver con la inseguridad, sino con el desarrollo social, tecnológico, cultural y educativo de México y los mexicanos.
En la actualidad tenemos muchos políticos cuya habilidad para leer es menor a la de un niño de cuarto año de primaria.
Tenemos muchos políticos, en el congreso y en el senado, cuya capacidad intelectual para comprender con profundidad los problemas y oportunidades del país es insuficiente. Eso no lo digo ni figurativamente ni majaderamente, lo digo porque es verdad hy me gustaría que no lo fuera.
La siguiente anécdota verdadera refleja lo que, al empezar el 2011, son muchos de nuestros políticos: Hace unas semanas un político comía en un restaurante de la colonia Cuauhtémoc y cuando vio que un comensal se iba sin pedir factura, le pidió al jefe de meseros si le podía dar a él una factura por lo que se había consumido en la otra mesa... a ese político, elegante, como a los demás en el poder, la revolución sí les hizo justicia.