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* Lo que falta en el Bicentenario es verdadera independencia.
* Urgen políticas públicas nacionalistas.
* Los atractivos turísticos en riesgo de ser entregados al extranjero.
Alguna vez resaltábamos en este espacio la importancia de una Balanza de Pagos superavitaria y el papel de la Balanza Turística como fundamento estratégico de un verdadero desarrollo. Por desgracia, en los últimos sexenios hemos sido testigos del pésimo liderazgo que sufre el país y que fomenta el que cada vez más recursos naturales, más riqueza del país que pudiera ser empleada para estructurar un modelo de desarrollo, terminen siendo enajenados a favor de intereses extranjeros.

Desde el salinato  para acá, los gobiernos se han dedicado a privatizar y extranjerizar la minería, la telefonía, la televisión , las telecomunicaciones, las carreteras, los aeropuertos, las terminales portuarias, la banca,  varias actividades relacionadas con la producción y la distribución de electricidad y demás etcéteras. Todo lo anterior implica que los mexicanos cada vez pagamos más por los bienes y servicios, pues el objetivo de esas privatizaciones y desnacionalizaciones siempre ha sido enriquecer a unos cuantos vendepatrias y favoritos que medran con los recursos que deberían servir a todos los mexicanos.

En el turismo no ha habido excepción, y ya se han planteado iniciativas  de diputados panistas que quisieran permitir la venta de playas y terrenos costaneros a extranjeros. Por desgracia, esos malos diputados obedecen a intereses de los mal llamados “desarrolladores” turísticos, que muy seguido tocan a la puerta de la Secretaría de Turismo y de la Comisión de Turismo de la Cámara de Diputados para convencer a los legisladores y funcionarios de que es necesario modificar el Artículo 27 Constitucional, con objeto de que los extranjeros puedan tener propiedad plena de los terrenos costaneros.

El daño para nuestro país sería terrible, pues si recordamos la historia de Texas, muy bien podremos entender que si los extranjeros logran apoderarse de terrenos fronterizos y Costaneros la viabilidad de México como Nación simplemente desaparecería.

De ahí que en pleno Bicentenario de la supuesta Independencia, sería bueno echar un vistazo a “nuestra” economía: Gran parte de la minería está en manos de consorcios canadienses que están degradando los terrenos y símbolos naturales de San Luis Potosí, por ejemplo. La banca “mexicana” ya casi desapareció; las cadenas hoteleras transnacionales captan divisas pero las vuelven a enviar a sus respectivas matrices en el extranjero; las grandes comercializadoras que manejan el producto  turístico mexicano son desde luego extranjeras y por lo tanto el dinero que captan no se queda en México.

Meditando lo anterior no puede uno menos que irritarse con tanto “spot” que llama a celebrar el Bicentenario, cuando en realidad la economía “mexicana” está en manos de extranjeros. El colmo es que hasta el  Ángel de la Independencia debe sentirse muy sólo rodeado como está en “su” glorieta  de los edificios de American Express, HSBC, Sheraton, o Ford. Es decir ni siquiera el simbolismo se perdona.

Por eso es tan urgente que la nueva secretaria de turismo medite lo que va a hacer: Urge que se estructuren políticas públicas nacionalistas en materia de turismo. Ya basta de seguir gobernando en beneficio de unos cuantos vendepatrias y transnacionales. Sería deseable que aunque sea por el Bicentenario, nuestros gobernantes dejaran de traicionar los verdaderos intereses de México.


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