Columnistas

En sus cabinas de primera clase, Lufthansa ha eliminado la mitad de la los asientos con el fin de instalar camas para complacer a sus clientes de primera clase, los que hacen sus vuelos más rentables.
Con hoteles - que ya cuentan con camas — comenzamos a preguntarnos qué más pueden hacer. Cada lujosa hospedería siente que necesita dar algo más, ya que la competencia puede ser feroz. Además de Jacuzzis, spas y restaurantes gourmet con servicio a las habitaciones 24 horas del día, ellos ya tienen cuartos más grandes, batas ultra-suaves, camas — con sabanas de alta densidad de hilos — diseñadas para el máximo confort, un menú especial para seleccionar almohadas, sanitarios con asientos calientes, mayordomos que no sólo desempacan la ropa de los huéspedes pero están disponibles para planchar cualquiera traje o vestido que lo necesite. ¿Qué más pueden ofrecer a cambio de sus tarifas estratosféricas?
Tener a alguien llamado ski concierge en el Little Nell en Aspen sorprendió como una altura en la decadencia, pero eso fue hace algunos años. Ahora quizás ski concierges se encuentran en todas partes donde hay nieve. ¿No hay nieve? Así, el Ritz Carlton en South Beach de Miami tiene un mayordomo bronceador que ofrece una selección de lociones - que le aplicara gustoso cuando se lo pida - diseñado para maximizar el bronceado, y minimizando el riesgo de cáncer de piel.
Según el New York Times, el Carlyle en Manhattan y algunos otros hoteles Rosewood ahora ofrecen los servicios de una mayordomo de fragancias, quien, cuando se le cita, llegará con perfumes con el nombre Chanel, Hermés e incluso Ralph Lauren (los hombres queremos oler bien también) sobre una charola de plata. El Times citó Kersten Rettig quien explicó que los perfumes no pueden incluirse en el equipaje llevado a bordo de un avión. No es por evitar costo extra por el equipaje por lo que los huéspedes en el Carlyle traen poco equipaje sino porque no pueden permitirse el lujo de perder el tiempo en el aeropuerto esperando sus maletas.
No se deje vencer por los hoteles Rosewood, aquí en México en El Virrey, de la Riviera Maya, un conscierge de jabón le vienen a ofrecer una variedad de opciones de limpieza artesanal, creadas a mano en las cercanas comunidades mayas mediante lo que se denominan ingre­dientes orgánicos (¿qué más se puede poner en jabón?) Aromas cambian con las estaciones (melón de la primavera; la canela en invierno), cada uno con sus propios beneficios reparadores. En Nueva York, el Hyatt Andaz en la Quinta Avenida siempre tiene un artista en residencia, aunque estos artistas cambian de vez en cuando. Tal vez el más memorable fue uno que se llama Mister Cartoon, que dicen es el más codiciado creador de tatuajes en la Gran Manzana. Una visita a él literalmente nunca será olvidada.
En los Four Season en Los Ángeles, los clientes que se alojan en algunas de las más exclusivas suites les ofrecen el uso de un Lamborghini Gallardo, una oferta que  declinaría, incluso en una ciudad donde un automóvil por un día es tan esencial como una cama para pasar la noche. Esto no es por que  sólo un chaparrito podría caber dentro de un Lamborghini. Hace pocos años tuve un conocido en California implicado en un pequeño accidente con un Lamborghini. El costo de la fácil compostura de la salpicadera llegó a 9,000 dólares. Esto podría ser lo mismo que dos o tres noches en una de las suites más elegantes. Con una suite un poco menos cara puedes conseguir un Cadillac, pero pagaras un seguro, así como la gasolina que uses.
En Londres, donde té de la tarde es más como una comida por sí solo, el Hotel Lanesborough incluye en su plantilla un sommelier de té, quien, me imagino  podría ser muy útil cuando se enfrentan a una elección de jazmín, oolong o una bebida que puede ser de color verde, negro o blanco. El sommelier de té también brindará asesoramiento de una preparación adecuada (primera regla: evitar bolsas de té). El Lanesborough toma su té tan en serio como la mayoría de restaurantes finos toman su vino.