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Categoría: Alrededor del turismo
Con el nuevo Gran Museo de los Mayas Mérida ahora es más que un aeropuerto. Más que sólo la capital política del estado, más de un museo, también es capital diversión. Trata de llegar suficientemente temprano para que puedas ir a la plaza principal donde parece que siempre están celebrando una fiesta. Beba una Montejo en una fonda por la calle, después otra en la siguiente. Montejo es la cerveza local, denominada así por “El Mozo”… no uno de los camareros, pero por Francisco Montejo, que logró conquistar Yucatán después de que su padre fracaso.
Por la noche generalmente hay conciertos libres de alguna clase en uno de los parques de la ciudad. Tu hotel te puede dar detalles. ¿La cena? Pibil. Pollo o cochino? Tu decides. O quizá poc chuc. Los aficionados van a pedir relleno negro. La plaza y las calles que llegan a ella están forradas con restaurantes.
La mañana, después de un desayuno amplio (huevo motuleños) es un buen momento para buscar una guayabera y un panamá (esos sombreros, que llegaron a ser elegantes hace un siglo durante la construcción del Canal de Panamá, vinieron  realmente de México o quizá Ecuador). La guayabera puede haber nacido en Cuba, pero encontró su casa en Yucatán. Visita las tiendas, camina alrededor y no dejes de echar una mirada a la casa de los Montejo (que no es una cervecería) donde la puerta esculpida representa los Montejo – padre e hijo – parándose sobre las cabezas de dos mayas conquistados. Enfrente, notarás que la Catedral — -terminada en 1599 – que en vez de ventanas tienen aperturas en sus paredes para fusiles. ¿La conquista? Los españoles se han ido de Mérida, pero el maya se ha quedado.
Casi obligatorio es un paseo en calesa por el Paseo Montejo. Esto fue la respuesta de Mérida al Paseo de la Reforma y, como la avenida en el Distrito Federal, es la zona financiera ahora. Muchas mansiones elegantes ahora contienen bancos, agencias de corredores de bolsa y compañías de seguros. En Mérida, las mansiones no han sido remplazadas por rascacielos, pero simplemente remodeladas. El Paseo fue una vez la base de la realeza del henequén cuando el henequén fue rey en Yucatán. La reforma agraria terminó la era de las haciendas cuando el nylon remplazó al henequén como una fibra dura mejor para hacer cuerda y material similar.
Muchas de las haciendas viejas han sido convertidas en hoteles muy elegantes. La mayoría de las ellas se encuentra fuera de la ciudad, algunas bastante fuera de la ciudad. Lo que llamarían la casa grande es donde permanecen los huéspedes. Las chozas de los obreros también han sido convertidas en cuartos para huéspedes. Estos son mejores de lo que fueron entonces como lo son las mismas casas grandes. El aire acondicionado fue desconocido en los viejos días de gloria, y nadie había soñado de albercas. Estos hoteles de hacienda varían en precios de caro a carísimo. Pueden ser lugares maravillosos para relajarse y hacer nada más que disfrutar el lujo. También pueden ser buena base para ver más de Yucatán.
Están las ruinas mayas, por supuesto, pero también esta la playa en Progreso, o, mejor todavía, Celestún, con sus colonias de flamingos rosados, y Izamal, lleno de gracia virreinal, dominado por su inmenso monasterio franciscano.  El fundador, el Fraile Francisco Diego de Landa, llegó a ser famoso por destruir cada códice maya que podía encontrar y después, arrepintiéndose de su pecado, anotó  todo lo que podía aprender acerca de la civilización maya.
Generalmente, los mayas Vivian en pequeños reinos, pero en un punto los toltecas de México central los invadieron y establecieron un imperio con Chichen Itza como su capital. Esto es lo que  hace a  Chichen tan fascinado, una parte de ella es pura maya, y otra parte fuertemente influida por los toltecas.