Advertisement

En el reciente viaje que realicé a bordo del Cristal Serenity, pude disfrutar de su estupenda gastronomía, y acompañada por el gerente de alimentos y bebidas Victor Conceicao y por el chef ejecutivo Werner Brenner constatar la frescura de los ingredientes y el cuidado e higiene con que son realizados los platillos.
La primera impresión la produjeron los panes horneados a bordo y seguidamente:  los exquisitos platillos y suculentos postres.
En el comedor principal, el Crystal Dinning Room, destacan la sopa de hongos silvestres, la ensalada griega, los caracoles, ravioles, lan­gosta, pato en salsa de frutos rojos, el cordero, y finales de chocolate, frutos silvestres, quesos finos y petit fours. Todo eso acompañado de excelentes vinos, es tan sólo una probadita de lo que los pasajeros en el espectacular Crystal Serenity pueden disfrutar.
El Restaurant Italiano Prego de el renombrado Chef Piero Selvaggio propietario del Valentino de Santa Mónica y Las Vegas ofrece un menú exquisito en el que sobresalen las insalatas capresse y de arugula con parmesano, el carpaccio, una sensacional crema de hongos servida no en un tazón ¡sino en un pan!, el linguini con langosta y calabacín en salsa de tomate ligera, el osso buco, y para terminar el festín - el tiramisú, y el soufflé de limón. Todo eso en un ambiente de elegancia y calidez donde casi todas las mesas cuentan con vista al mar y acompañado de  buen vino ya incluido en el precio del crucero.


Por otra parte, están el Silk Road y el Sushi Bar,  dos restaurantes en uno, el menú es obra de una estrella Michelin, el chef Nobu Matsuhisa, cuyos restaurantes son de los más famosos y reconocidos en Londres y Nueva York.
Deleitan a los comensales con rollos de sushi, cortes delicados de sashimi, bacalao negro con miso,  pastel crujiente de arroz,  ceviche de mariscos,  camarones rock, un excepcional tempura, el excelso Wagyu Beef, y  unos postres que uno no puede dejar pasar como son la tapioca a la  vainilla y coco, o el trío de crème brules y su suntory whiskey capuchino con helado de crema de mantequilla. Estupendas  delicias que se pueden acompañar de cerveza, sake o buen vino, todo ello sin costo adicional. Debido a la popularidad del restaurante es necesario hacer reservación para cenar en él.
Hay  otras opciones de comida más informal con las que cuenta el barco, que en total suman una oferta de cinco luga­res para desayunar y almorzar y hasta siete opciones para cenar a la hora que uno elija.
En el Lido Café ubicado en la cubierta 12 comienzan el día con un buffet muy variado en el que se incluye jugo de naranja recién exprimido, fruta, huevos, panes dulces, hot cakes con manzana y queso ricotta y waffles, entre otras delicias. A la hora del almuerzo ofrecen comida deliciosa para todos los gustos.

 


Están también el Trident Grill y el Tastes para comer informalmente y donde con seguridad se comen deliciosas pizzas, hamburguesas con todo y sus papas fritas, ensalada césar, ensalada china de pollo,  ensaladas de salmón o de atún,   sopas del día y sándwiches, seguidos por refrescantes helados servido al momento, en el Scoops Ice Cream Bar, ubicado a unos pasos y que cada día ofrece sabores diferentes para deleite no sólo de los niños, sino también de sus papás.
En el corazón del Serenity hay un popular café tipo europeo denominado The Bistro , que es perfecto para disfrutar de recién horneados croissants, fruta fresca, una increíble selección de quesos, rodajas de salmón, carnes frías y diversos cafés y tés. Ideales para quienes se consienten levantándose tarde. Casi olvido comentar que la porcelana del Bistro es una maravilla creada por un célebre artista, y  que el mismo se viste de gala por la tarde y hasta entrada la noche para los que andan en busca de un bocadillo caprichoso.
Por la tarde resulta inolvidable la hora del té en el Palm Court de la cubierta 12, un abanico de sándwiches y pasteles es servido para acompañar el té, y cuando el sol está por decirle adiós al día, el Sunset bar, localizado detrás del Palm Court parece ser el sitio ideal para estar y tomar un coctel mientras se disfruta de la vista a través de unos grandes ventanales que permiten ver el mar en un ángulo de 270 grados.

 

Las opciones son muchas y variadas, desde el desayuno, uno puede elegir tomarlo en el Crystal Dining Room, en un ambiente elegante y formal, o en los espacios elegantes y casuales que ofrecen la oportunidad de relajarse en contacto con la vista y la brisa del mar.
Los pasajeros que se hospedan en los pisos de Penthouse reciben cada tarde, servicio de té y entremeses, uno distinto cada día, desde sencillo guacamole con totopos hasta rodajas de un exquisito paté que se puede acompañar con una copa de champaña, ya que en cortesía cada camarote de Penthouse es surtido con una botella de champaña, una de vino tinto y otra de blanco.
Al caer la noche en el Crystal Serenity y antes de cenar se antoja una copa en el Crystal Cove de la cubierta 5, en donde un hermoso piano de cristal deja escuchar sus acordes. Un preludio ideal para abrir el apetito y retirase al Crystal Dining Room en donde nos aguardan los gentiles meseros.
Amable y eficiente resulta ser el servicio en el Crystal Serenity. Los camareros bien dispuestos a servir en todo el sentido de la palabra. Recuerdan lo que a uno le agrada, ofrecen lo mejor de lo mejor.  En mi caso, Richard y Nena hicieron la noche cada día, nos aguardaban con una sonrisa en los labios, dispuestos a complacernos con una cena exquisita.
Llamó nuestra atención que cada noche la vajilla utilizada era diferente. La amplia gama de platillos incluye opciones vegetarianas, platillos ligeros, entradas, sopas y ensaladas, carnes, pescados, aves, y múltiples guarniciónes a elegir.
La cena va acompañada de vinos de cortesía o si uno lo prefiere, también tiene la opción de ordenar de la lista de vinos del conocedor, los cuales tienen un costo extra. Quienes no consumen alcohol pueden elegir un coctel y ser sorpren­didos con una refrescante bebida diferente cada noche.


La elección para un día de paseos y compras que absorben energía puede ser  para muchos el servicio a cuartos, sin cargo extra y disponible a cualquier hora.
Con tanto para elegir, realmente es difícil decidirse, lo que si es seguro es que una visita al gimnasio al final del crucero, será muy recomen­dable, pero habrá valido la pena.
Por Laura Ibarra


Turistampa
Todos los derechos reservados ® 2023 [email protected]