Generales

• El turismo por carretera un auténtico vía crusis
• La Policía Federal prepotente y amedrentadora
Por Víctor Manuel Bermúdez

Después de más de cinco años de no realizar un viaje largo por las carreteras del país, se nos ocurrió hacer uno a Nuevo Laredo, Tamaulipas, para ello no pusimos de acuerdo con otra familia que también tenían la intención de vacacionar,  preparamos nuestros vehículos automotores y tras de hacer todos los preparativos necesarios tomamos camino, a temprana hora, el primer obstáculo fue poder salir de la Ciudad de México.
Ya sobre la autopista hacia Querétaro, a la altura de Tepeji del Río, nos encontramos con que estaban reparando un tramo de 23 kilómetros, que obligaba a utilizar el carril en sentido contrario, por ello nos retrasamos un poco más, pensamos que esas obras deberían de estar planeadas para realizarse en temporada fuera de vacaciones.
Amén de que ahora la moda esta en pagar los nada baratos llamados libramientos, sino quiere usted perder cuando menos una hora por tener que cruzar las ciudades, pero pese a ello continuamos con nuestro camino, pasamos la capital de San Luis Potosí y entramos de lleno a la carretera de la muerte Matehula, donde fueron asesinados dos funcionarios norteamericanos.
En el trayecto nos topamos con el primer retén militar, cuya presencia inhibe y asusta, sobre todo a menores de edad que nos acompañaban, pero dentro de todo, los militares en ese sitio nos trataron bien.
Más adelante encontramos un parador, con todos los servicios en ambos lados de la carretera, incluyendo información turística, gasolineras, servicios sanitarios todo muy limpio y de excelente vista arquitectónica.
En contraste al llegar a un retén de la Policía Federal de la SSP, en la estación San Roberto, en el municipio de Galeana en el estado de Nuevo León, donde la prepotencia de estos elementos es manifiesta en contra de los ciudadanos a quienes tratan de forma grosera e intimidadora.
Porque no obstante que ven que viajan familias cuyos aspectos para nada podrían confundirse con narcotraficantes que incluso estén utilizando camuflaje familiar, de ninguna manera existe punto de comparación con gente de bien.
No obstante los miembros de esa corporación policíaca, cuyo objetivo debiera ser el de proteger a la ciudadanía, pero como siempre se les pasa la mano y en lugar de ir sobre los criminales, se ensañan con la población que saben de antemano que no son un peligro y que de ninguna forma podrán portar alguna arma de fuego que pudiera ocasionarles algún enfrentamiento.
En el tramo entre  Monterrey y  Nuevo Laredo, pudimos ver  como dos helicópteros militares patrullaban la carretera, cosa que causaba una sensación de temor de que pudiera darse una balacera y por otro lado la seguridad de que había vigilancia.
Cruzamos a Laredo, pero al regreso, en la aduana del puente II, donde los empleados revisores nos indicaron que como no traíamos nada que declarar podríamos salir por la línea que así lo indicaba, solo que en uno de los puntos se encontraba un soldado que trato de interrogarnos en cuanto a que mercancías habíamos comprado en la Unión Americana.
Este elemento de la Secretaría de la Defensa Nacional, parece que no le fueron dadas las indicaciones correctas o se tomó atribuciones que no le corresponden, porque todos sabemos que su presencia es para inhibir a la delincuencia organizada.
También ya que veníamos de vuelta nos extraño no ver a los helicópteros realizando los recorridos sobre la carretera, pero nos enteramos después de que uno de ellos había aterrizado en el Aeropuerto Internacional de Laredo, Texas, es decir cruzó la línea sin autorización, por ello fue detenido junto con sus tripulantes, quienes manifestaron que se habían equivocado de puerto aéreo.
Ya llegando a la capital de la República, entre las torres de ciudad Satélite y donde se encontraba el Toreo, estaban reencarpetando la cinta asfáltica, para después integrarnos al anillo periférico, ahí están en obra del segundo piso, por tanto la circulación es lenta, en total tardamos más de una hora en cruzar esa zona, hasta llegar a nuestros domicilios cerca del viaducto Miguel Alemán.