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Categoría: Aviación

• Tras atentados en Europa
• Planeaban estallar un avión
Por Víctor Manuel Bermúdez
Tras recientes atentados terroristas en España, Finlandia y Rusia atribuidos al Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) que dejaron saldos de víctimas fatales, han originado que los países de todo el orbe aumenten las medidas de seguridad y que se dinamice aún más los servicios de inteligencia.
Los métodos utilizados por el terrorismo se han diversificado de tal forma que ha sido más difícil para los gobiernos detectar cuando y donde serán activados, de ahí que la prevención sea la forma más adecuada por el momento para disminuir esos ilícitos.


Es indudable que los servicios de inteligencia tienen que jugar un papel preponderante, llevando la delantera a los actos criminales realizados por extremistas radicales que buscan atemorizar a la población y publicitar sus organizaciones cuyas demandas violan el derecho internacional.
Los objetivos como el paseo turístico  de Las Ramblas en Barcelona, el también turístico pueblo costero de Cambriles, la explosión de gas en una casa de Alcanar en Tarragona, en la que perdió la vida el supuesto autor intelectual de eso hechos; buscan que el mayor número de víctimas sean de diversas nacionalidades para involucrar a más países y por consiguiente tener mayor resonancia mundial.
Según los expertos, el que los atacantes porten falsos cinturones de explosivos es con el fin de ser abatidos por la policía, motivados por su fundamentalismo religioso y tratando de no ser capturados para ser interrogados.
Lo anterior ha quedado plenamente demostrado en los terríficos acontecimientos sucedidos durante el mes de agosto, en donde además de los ya mencionados se agregaron el de Turku, Finlandia, en donde un joven agresor fue eliminado después de haber victimado a dos personas y haber herido con cuchillo a una decena.
En localidad de Surgut, Rusia, un adolecente, supuesto soldado del califato, hirió a ocho civiles con un cuchillo y un hacha, antes de ser ultimado por miembros del cuerpo policiaco.
Toda esta cadena de atentados terroristas ha ocasionado que objetivos prioritarios para la seguridad de las naciones como las instalaciones petroleras, termoeléctricas, nucleares y por supuesto los aeropuertos, entre otros, tengan que elevar los niveles de seguridad para evitar ser atacados.
En Australia fue desactivado un ataque con explosivos a un avión, todo ello basado en la inspiración islámica. La policía de ese país confirmó que el EI, había urdido un sofisticado plan para colocar un artefacto explosivo en el interior de una aeronave de pasajeros en el aeropuerto de Sidney.
Los presuntos terroristas que fueron capturados, habían camuflado una bomba dentro de un triturador de carne para ser enviado a bordo de un vuelo de la compañía Etihad Airways.
Gracias a los servicios de inteligencia australiano se logró que los extremistas abortaran el plan antes de que el artefacto pasara por los controles de seguridad. Pero pusieron en marcha un segundo plan para ensamblar un dispositivo químico con sulfuro de hidrógeno, cuya substancia es altamente toxica y fatal para los humanos.
Autoridades locales calificaron el plan terrorista como uno de los más sofisticados que se hayan intentado en territorio australiano e indicaron que los componentes con los que se ensambló la bomba por expertos del grupo yihadista, fueron enviados desde Turquía por miembros del Estado Islámico.
La experiencia australiana ha repercutido en las organizaciones de aeronáutica civil para recomendar, incrementar los niveles de seguridad tanto en la revisión de pasajeros, como el de los aviones, restringiendo áreas estériles al ingreso exclusivo de personal acreditado y la difusión de información de personas sospechosas de tener ligas con las organizaciones extremistas.